Tres cruceros amarrados en los muelles de Botafoc el pasado mes de julio. | Alejandro Mellon

Mucho se está hablando este verano del concepto ‘turismo sostenible’. Como es habitual cuando aparece un punto polémico, la primera ocurrencia pasa por anunciar una próxima convocatoria de una conferencia, comisión o jornada para estudiar la problemática y plantear iniciativas que permitan resolverlo. Y de nuevo eso mismo es lo que ha ocurrido este verano ya que ante los graves problemas que la masificación turística está provocando en nuestras islas se viene anunciando por el Govern balear un futuro pacto por la sostenibilidad cuya    mesa de trabajo, que a pesar de haberse constituido en el mes de mayo, todavía no se ha empezado a reunir.

Una muestra más de que es cierta la conocida frase ‘las cosas de palacio van despacio’. Esa sostenibilidad pretendida debe ir necesariamente ligada al control de la masificación turística a diversos niveles. Uno de los puntos de los que se viene hablando gira alrededor de la conveniencia o no de que coincidan varios cruceros un mismo día en el puerto de Ibiza. El desembarco a la misma hora de varios miles de turistas que pasarán varias horas en nuestra isla, antes de regresar sus grandes barcos en los que están viajando, es sin duda objeto de debate en círculos políticos, turísticos y comerciales.

Estos turistas de crucero son sin duda una fuente de ingresos para buena parte de los negocios del puerto y de la marina de Vila. Ahora bien, como en todo, resulta imprescindible establecer un férreo control sobre el mismo para que lo beneficioso no acabe convirtiéndose en un grave problema. Me temo que son muchas las cuestiones a tener en cuenta en este tema y, sinceramente, cuesta visualizar que se esté trabajando seriamente en la resolución de las mismas.

Por todos es conocido el alto nivel de contaminación que estos buques emiten, incluso cuando están amarrados en el puerto, ya que necesitan mantener motores en funcionamiento para seguir generando la electricidad que precisan, por lo que siguen quemando combustible y, por tanto, generando enormes cantidades de emisiones contaminantes. También cabe recordar la petición realizada al Govern por parte de alguna naviera para que se reabra al tráfico comercial el puerto de Sant Antoni, con el peregrino argumento de una sobreocupación en el puerto de Vila en determinadas fechas y franjas horarias.

Se trata de una cuestión que no es nueva, si bien se ha visto agravada últimamente. Los cruceros son una parte importante en el sector turístico de la isla, pero como he dicho ya antes requieren de una mayor atención de la que se les viene prestando hasta ahora. Lo que hay que hacer con urgencia es ser capaces de ver los pros y los contras de dicho turismo y, de una vez por todas, empezar a actuar como se debe. De entrada, parecería lógico programar de forma correcta la llegada del número de esos cruceros, partiendo de las necesidades básicas del puerto para atender correctamente el tráfico marítimo de mercancías y pasajeros. Con una correcta planificación nuestro puerto da para mucho y ha de ser suficiente para cubrir las necesidades básicas de la isla, a todos los niveles.

Por todo ello, resulta sorprendente que en determinados días del verano estén atracados al mismo tiempo en nuestro puerto hasta tres cruceros con una estancia mínima de siete horas. La cantidad de emisiones contaminantes que ello produce es como mínimo preocupante, al igual que lo es la falta de un correcto transporte público para dar un eficiente servicio a esos miles de turistas que desembarcan al mismo tiempo. Si bien no parece que tal cosa preocupe demasiado a las administraciones responsables.

Nuestra instalación portuaria es mucho más pequeña que el puerto de Palma y, en este último, está en vigor un límite de tres cruceros por día. Si esto es así en Palma, a qué se espera para establecer un límite correcto adaptado a las dimensiones del puerto de Ibiza. Da la sensación de que todo aquello que suponga un problema solo debe ser digno de ser tomado en cuenta si afecta directamente a Mallorca. La decisión tomada en Palma es correcta, pero no puede ser el único puerto en el que se aplique.

Por otro lado, señalar que hay un proyecto en España denominado Despliegue Tecnología Onshore Power Supply que llevará a cabo el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, financiado a través de los fondos Next Generation de la Unión Europea, que se desarrollará en los puertos de Alicante, Vigo y Pasaia. Consiste en la infraestructura necesaria para que el buque una vez atracado se pueda conectar a la red tradicional para la obtención de la energía eléctrica necesaria para seguir funcionando con normalidad, sin tener que seguir quemando combustible a través de los motores del propio buque. Que yo sepa, ninguna administración de las islas se ha mostrado interesado en un proyecto como este.

Como ven, estamos ante un nuevo caso de masificación, con negativas consecuencias para la isla y con más desidia que interés por parte de los políticos de turno.