Calle Pere Francés. | Irene Arango

Haber obtenido una mayoría absoluta para gobernar y poder hacerlo con total libertad y sin el peligro de poder perder votaciones que puedan ser cruciales para el desarrollo del programa electoral, es un escenario de actuación que suele darse en contadas ocasiones. Y despues de la jornada electoral del pasado año, este es el escenario en el que el PP actúa en el municipio de Vila.

Sin duda alguna, la falta de conexión con la calle fue uno de los elementos fundamentales que provocaron el clarísimo voto de castigo al anterior gobierno socialista de la capital de la isla. Recordemos las declaraciones del mismo cabeza de lista de su partido y ahora ex alcalde, que en la primera valoración de los resultados dijo no haber sabido ver ese ambiente en contra que se respiraba entre la ciudadanía.

Por lo tanto parece muy claro que para ejercer un correcto gobierno del municipio, es importantísimo escuchar lo que los vecinos de cada barrio tienen que decir; tanto lo bueno como lo malo. Y algo tan importante, no debería olvidarlo el actual alcalde y su equipo de gobierno, por muy amplia que sea su mayoría absoluta. Transcurrido ya poco más de un año desde su llegada al gobierno municipal, están empezando a aparecer ciertos problemas que provocan el descontento de residentes y comerciantes de determinados barrios.

Cuando eso ocurre, no parece una buena decisión tratar de lanzar balones fuera, eludiendo las responsabilidades que como gestores se puedan tener. Últimamente se han dado dos situaciones que parece que vayan en esta línea. Los dos casos a los que me refiero son, los problemas surgidos en las obras de remodelación de la calle Pere Francés y lo ocurrido con la acumulación de la posidonia muerta en la zona de costa de Platja d’en Bossa.

En cuanto a la reforma de Pere Francés, hubo protestas de los comerciantes durante el desarrollo de las obras y, una vez finalizadas estas surgen los problemas con los elementos separadores del carril bici. En ambos casos y por parte de la administración municipal, no ha habido más remedio que reconocer ambas situaciones; ahora bien no parece la mejor opción que la primera reacción sea tratar de lanzar balones fuera, buscando responsables ajenos.

Y eso es lo que ha ocurrido en ambos casos, lo sucedido cuando las obras se estaban ejecutando y lo que ha venido una vez que las mismas acabaron. Desde el ayuntamiento y antes que nada, se ha querido hacer constar que este era un proyecto que venía redactado por el anterior equipo de gobierno. Sinceramente resulta bastante absurdo utilizar este argumento, cuando las obras ya se iniciaron con el actual gobierno del PP. La obligación de quien gestiona, es conocer al dedillo las obras que se van a ejecutar en tu municipio y, en el supuesto de que no se esté de acuerdo con lo proyectado, lo que debería hacerse en primer lugar es modificar aquello que creas que puede suponer algún tipo de problema. Si no se hace así, directamente se está asumiendo lo que se va a ejecutar y por tanto es responsabilidad única del actual gobierno lo que ocurra; posibles problemas incluidos.

Lo del carril bici ya es de traca. No ha de ser tan complicado para los responsables políticos, solicitar que se calcule el espacio necesario para el giro de los vehículos en los diferentes cruces de la vía y colocarlos donde no vayan a resultar sistemáticamente machacados. En lo que a los vehículos que utilizan dicho carril bici como aparcamiento, no es más que una cuestión de civismo y de vigilancia por parte de la policía local, procediendo a retirarlos de forma inmediata. Cualquier otro argumento resulta banal.

El    estado de las playas del municipio en plena temporada turística, también resulta chocante. Aquí el argumento que justifica su mal estado, se basa en un maldito temporal veraniego que lo fastidia todo. En este caso tampoco se pueden buscar excusas eludiendo la responsabilidad. Cabe reseñar que la zona de Platja d’en Bossa está compartida entre los ayuntamientos de Sant Josep y Vila y si bien es cierto que las comparaciones son odiosas, es vergonzoso ver como despues de haber sufrido el mismo temporal, la zona de Sant Josep estaba limpia y funcionando a pleno rendimiento, mientras que la de Vila permanecía cubierta de montones de posidonia muerta y así lo denuncian los comerciantes. Es mera cuestión de eficacia en la gestión, sin excusas absurdas que no se sostienen.

Pretender eludir la responsabilidad de lo que ocurre cuando aparecen los problemas, no es la mejor manera de afrontar los cuatro años de gobierno municipal; sobre todo cuando los dos casos aquí mencionados podrían haberse previsto, ya que la ejecución de obras públicas por parte del anterior gobierno fue muy criticada y,    lo de la posidonia en las playas ya ocurría la pasada legislatura y está claro que el actual gobierno tampoco parece afrontarlo de forma distinta. Distintos gobernantes, mismos problemas. No se ven suficientes cambios.