La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, condecora al presidente de la República Argentina, Javier Milei, con la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid. | Europa Press - Eduardo Parra

Saltarán Ayuso y Milei el fuego esta noche de San Juan? Su reunión madrileña parecía un aquelarre a la aviesa mirada sanchista. ¿O era un exorcismo? Y todo por una medalla y caluroso recibimiento al presidente de una nación hermana, al que Pedrito todavía no ha sido capaz de felicitar (al que insultó primero para luego hacerse el llorica por ser respondido).

En Moncloa rinden honores a sátrapas orientales, dirigentes ¿ex?terroristas, fanáticos independentistas y demás ralea totalitaria por eso de la diplomacia y la pela, pero se niegan a recibir a un presidente elegido democráticamente por amplia mayoría. El trastorno es evidente.

El lamento del cabrón, que es como algunos duros de oído llaman al tango canalla y sentimental, lo entona esperpénticamente el presidente español. Con sus cuernos maduros ara Castilla porque no todos le consideran el «puto amo». Y que hable de lealtad el que a todos ha traicionado es ciertamente sonrojante. ¿Alguien se cree todavía sus cuentos cuando ha demostrado fehacientemente ser él mismo el lobo?

Sí, habrá que saltar el fuego en esta noche de San Juan. Y bañarse en la mar, gritar un Uc retador, danzar el sirtaki en la orilla lunática y brindar alegremente. Son buenos remedios ante las insidias y energías venenosas de los que pretenden jorobar al mundo. Esa es una ocupación incomprensible pero harto frecuente a lo largo de la historia. Cosas del poder y la ambición de tanto aspirante a dictador de la vida de los otros. Y hay que mantenerse firme, contra viento y marea, alegre entre las balas silbantes, como decía ese pirata pictórico, luminosamente educado, que fue Vivant Denon.