Una medida necesaria y demandada.

Este día tenía que llegar, aunque lo haga tarde. Estamos en un momento crucial, donde la sostenibilidad y el cuidado del entorno ya se han erigido en prioridades globales. Ya no figuran únicamente entre las reclamaciones de los grupos ecologistas y ya no son patrimonio exclusivo de los partidos de izquierdas. El Consell d’Eivissa ha aprobado el texto de la proposición de ley para controlar la entrada de vehículos a la isla, que será enviado al Parlament, donde será aprobado sin dificultad. Sólo se opondrá, si es que lo hace, la formación ultranacionalista de ultraderecha Vox. ¿Las razones? Básicamente llevar la contraria al resto. Son incapaces de remar en el mismo sentido que los demás partidos, pues así se reivindican a sí mismos. Ellos son así de ultramontanos.

RIDÍCULO

Venir a estas alturas del problema con que limitar la entrada de vehículos a la isla durante unos meses al año, vulnera el derecho a la libertad de circulación y movimientos, es ridículo. Lo que vulnera ese derecho es justamente no actuar. La propuesta manifestada por el portavoz de Vox en el Consell, Jaime Díaz de Entresotos, de que se puede hacer un tren de Vila al aeropuerto, la incluiremos en el apartado de ocurrencias, junto a la idea socialista de hacer un tranvía a es Codolar. Lamentablemente, la norma no se podrá aplicar hasta el verano de 2025, pero quedémonos con que la propuesta del Consell es ambiciosa y busca mitigar los efectos nocivos del tráfico en el ecosistema insular y mejorar la calidad de vida de residentes y visitantes. La iniciativa, que busca establecer un límite al número de vehículos que pueden acceder a la isla en determinados períodos, surge como respuesta tardía a la creciente preocupación por la congestión vial y sus consecuencias medioambientales.

RESPALDO

Lo más destacable de esta propuesta es el respaldo transversal que ha recibido por parte de las fuerzas políticas y sociales de la isla, lo que pone de relieve la madurez política y social de Ibiza, donde la preservación del patrimonio natural y cultural se sitúa por encima de intereses particulares o sectoriales. La limitación de la entrada de vehículos no solo contribuirá a reducir la congestión vial, sino que también fomentará el uso de medios de transporte más sostenibles, como el transporte público y la bicicleta, promoviendo así un turismo más responsable y respetuoso con el entorno.
En un contexto más amplio, estas iniciativas locales encuentran eco en las recientes declaraciones del Govern balear, que también aboga por la adopción de medidas restrictivas para controlar la congestión turística en las islas. La propuesta de pactar medidas que limiten el flujo masivo de visitantes es un indicio claro de la necesidad de replantear el modelo turístico actual, priorizando la calidad sobre la cantidad y asegurando la sostenibilidad a largo plazo.

MODERAR

No hay otro camino que el de moderar la actividad turística, so pena de hacer la vida imposible a los ciudadanos residentes y a los trabajadores, a quienes aquella actividad turística desenfrenada y a veces incontrolada, expulsa poco a poco pero irremediablemente de amplios sectores, como el de la vivienda. Es hora de actuar decididamente y con audacia para mejorar la vida de todos, también de nuestros visitantes, pues también ellos caen atrapados en los atascos, las colas y la insuficiencia de recursos. Sólo me atrevería a pedir, por una cuestión de justicia, que, en justa reciprocidad, la limitación de la entrada de vehículos incluya a los vehículos provenientes de Formentera, con una restricción proporcional a la que desde allí se establece para los vehículos de residentes en Ibiza, que para este año es de 220 turismos y 20 motos al día. Propongo un cupo del 10 por ciento, atendiendo al volumen del parque móvil y a los habitantes de Formentera. 20 turismos y 2 motos al día será más que suficiente. Ahora veremos qué tal les sienta a los vecinos del sur tomar de su propia medicina.