Algunos han vivido sumidos en un sueño durante varios meses, en concreto desde el
mes de mayo del presente año 2023. Sin embargo, en unas fechas tan señaladas como son las fiestas navideñas, acaban de despertar abruptamente y se han dado de bruces con la dura realidad.
Resulta imposible no recordar la intervención de Marga Prohens en el pleno de su investidura despues de la firma del acuerdo de 110 puntos con Vox, en la que con un anuncio demasiado optimista, se vanagloriaba de un gobierno autonómico monocolor, es decir sin la participación de ningún otro partido político que no fuera el PP. No se pudo resistir a marcar diferencias con compañeros del partido en
otras comunidades autónomas, que se habian visto obligados a formar gobiernos integrando en los mismos a sus socios de Vox. Se quiso transmitir una falsa imagen en la que lo conseguido en Baleares estaba muy lejos de lo ocurrido en otros territorios. Aquí la Presidenta iba a estar al frente de
un gobierno monocolor, o como lo definió la propia Prohens un gobierno en solitario, con las manos libres y sin mochilas a cuestas. Lo cierto es que el tiempo acaba dando o quitando la razón y la realidad ha demostrado que lo que se definía como un gobierno en solitario, en realidad no era más que un gobierno en minoría.
La dura realidad con la que he dicho que se acababan de dar de bruces, no es otra que la negociación de los presupuestos autonómicos para 2024. Y entrando ya en detalles sobre dicha tramitación, no puedo dejar de reseñar la prepotencia y falta talante negociador del responsable de la preparación de
dichos presupuestos, que no es otro que el Vicepresidente y Conseller d'Hisenda del Govern, el ibicenco Toni Costa. Ha demostrado la misma prepotencia y falta de respeto por los demás, que demostró al
contratar a su amigo para dirigir el Ibetec, a pesar de ser conocedor de las graves acusaciones de agresión sexual que pesaban sobre ese intimo amigo, al que quiso creer sin poner en ningún momento en duda su relato.
El mismo desprecio por las mujeres, que demostró en ese momento, lo aplico inicialmente con sus socios de Vox, decidiendo hacer público su proyecto de presupuestos, sin haber tenido en cuenta, ni haber negociado nada con esos socios que pretendía a su manera menospreciar. Pero tanto el Vicepresidente, como la propia Presidenta, acabaron recibiendo una sonora colleja de la ultraderecha de nuestras islas.
Por más que en el Govern se cerraran los ojos para no ver lo que estaba ocurriendo, si sintieron en
sus propias carnes el golpe que desde Vox les acababan de propinar. La amenaza de no votar los presupuestos de Toni Costa, por no atender las propuestas de sus socios de Vox, pasaba a ser una realidad que estaba sobre la mesa. Las negociaciones que la altanería del conseller no había permitido que se tuvieran anteriormente, se produjeron a pocos días del pleno del Parlament, último paso para la aprobación o no de las cuentas para el próximo 2024. Al portavoz del grupo parlamentario del PP y al propio Vicepresidente del Govern, no les quedó más remedio que bajarse del pedestal al que se habian subido para ser adorados como dioses del Olimpo y muy a su pesar, se vieron de repente en el suelo y arrodillados ante quienes pretendían ignorar. En estos momentos ya tienen lo que tanto ansiaban y necesitaban para seguir ocupando sus puestos en ese gobierno «en minoría», ya tienen unos presupuestos para seguir adelante; pero para ello están haciendo pagar una factura muy elevada a todos los ciudadanos, que son quienes van a sufrir las consecuencias de la aceptación final de todas y cada una de las propuestas de la extrema derecha. Queda claro a partir de aquí que
la realidad está muy lejos de los delirios de Prohens y de la altanería de Toni Costa, no hay en Baleares un gobierno en solitario, hay un gobierno en minoría y quien en realidad tiene la sartén por el mango y decide lo que se acaba haciendo, es un partido neofascista, que añora la dictadura franquista y que tiene un absoluto desprecio por los problemas sociales.
Finalmente figuran en los presupuestos aprobados, 20 millones de euros para aplicar la segregación
lingüística en los colegios, la supresión de las ayudas a patronales y sindicatos, o la modificación en el impuesto de transmisiones patrimoniales, que solo deberán pagar a partir de ahora quienes tengan un
patrimonio superior a los 3 millones de euros, sin contar la vivienda habitual. Solo esta medida, que a los únicos que favorece es a los más ricos, a los que más tienen; supondrá una merma en los ingresos del Govern de unos 70 millones. Imaginemos lo que podría suponer invertir en un solo año esos 70 millones en vivienda pública. Pero claro, que cabe esperar de un partido que demoniza en público los pactos con los extremos, tal como hace Núñez Feijóo, mientras su único socio de gobierno es la extrema derecha de este país.
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