¡Aburrirse es bueno! | Imagen de PublicDomainPictures en Pixabay

Una frase bastante común que lo niños expresan en periodo estival es «me aburro» generando cierto miedo por parte en los progenitores. Intentamos evitar por todos los medios que los menores sufran este estado de ánimo e incluso pensamos que estar en casa, sin hacer nada, es perder el tiempo. Por ello, con objetivo de entretenerles planificamos o les inscribimos en muchas actividades. Sin embargo, un niño con mucha carga de actividad dirigida y estimulante reflejará en los ratos de ‘tiempo muerto' comportamientos relacionados con baja paciencia, llamadas de atención, incertidumbre, malestar, disrupción, etc, como consecuencia de la incapacidad de gestionar su propio tiempo libre.

Por un lado, existen muchos aspectos positivos del aburrimiento ocasional, estos tienen que ver con la adquisición de competencias personales. La estimulación mental en el aburrimiento ocasional puede ser una oportunidad para la mente para descansar y despejarse. También puede impulsar a los niños a buscar nuevas actividades o intereses que les ayuden a crecer intelectualmente. El aburrimiento puede llevar a la creatividad, ya que cuando no hay una estimulación constante, la mente puede comenzar a buscar formas de entretenimiento o soluciones innovadoras. Cuando estamos aburridos, podemos reflexionar sobre nuestras vidas, metas y deseos. El aburrimiento puede permitirnos conocernos mejor y entender qué nos motiva y apasiona. También puede ser una forma de desconectar y reducir el estrés. Tomarse un tiempo para relajarse puede ser beneficioso para nuestra salud mental.

Por otro lado, son numerosos los estudios que demuestran que la estimulación infantil en exceso es realmente perjudicial. A mayor número de actividades dirigidas y estimulantes mayor posibilidad de crear niños con ‘alergia' a la creatividad, la paciencia y la soledad. Es necesario que los menores experimenten y se desarrollen a través del tiempo libre no planificado, ya que les ayudará a generar sus propias alternativas para salir del aburrimiento y obtendrán el aprendizaje de su propia autogestión.

Es evidente que las actividades dirigidas ayudan a los menores a desarrollar conocimientos sobre temas concretos como la música, el deporte, la pintura, etc. Aun así, en determinadas ocasiones pueden limitar la espontaneidad o la creatividad, de aquí la importancia de combinarlas con actividades de tiempo libre no planificadas.

La dificultad de gestionar el tiempo no estructurado se considera un factor de riesgo para las adicciones. El uso de las tecnologías/pantallas como herramientas de entretenimiento para afrontar el aburrimiento puede desarrollar dificultades de desarrollo. Dado que estas generan un estímulo de atención y concentración muy alto, a través de potentes gráficos visuales, de reclamos sonoros y de la interacción, dejando poco margen para la imaginación de los chicos y fomentando funcionamientos pasivos. De nuevo la importancia de los tiempos de aburrimiento para contrarrestar los juegos tecnológicos poco imaginativos y activos.

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