Pronto hará un año que mi madre falleció en el Hospital Joan March, en Mallorca. Allí estuvo ingresada tres largos meses, recibiendo cuidados paliativos, pero visitada a diario por su marido y sus hijos. Si algo me llamaba la atención y me producía escalofríos a la vez, era ver cómo en estas fechas navideñas, la mayoría de habitaciones, donde había ancianos enfermos, nunca recibían visitas. A la hora de darles de comer, el personal del hospital se multiplicaba para poderles atender, porque casi ninguno era capaz de alimentarse por sí solo.
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Maltrata y serás maltratado
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