Hay muchas películas basadas en libros, pero muy pocos libros basados en una película. En una, no en el cine. Y el mejor, de largo, es Zona, de Geoff Dyer, subtitulado Un libro sobre una película sobre un viaje a una habitación. ¡Un viaje a una habitación! La película es Stalker, del cineasta ruso pirado, para muchos un genio, Andréi Tarkovski, considerada por los cinéfilos entendidos una obra maestra del cine. No me extraña, considerando que apenas se entiende nada, y es una suerte, porque lo que se entiende es una tontería, y de tipo místico. Cuando hizo Solaris, sobre la famosa novela de Lem, Lem montó en cólera asegurando que aquello era Crimen y castigo, no Solaris. A Tarkovski le gustaba no saber bien lo que estaba filmando, ni qué quería filmar; le daba una sensación de gran profundidad artística y complejidad intelectual. Stalker, que significa acechador, o merodeador, es un tipo que al principio parece un forajido y luego un cura, y cuyo oficio es guiar a los visitantes por una zona prohibida, ruinosa y mugrienta, posapocalíptica pero mortífera, en busca de una habitación muy especial. No contaremos la peli, porque ya lo hace Dyer con una abrumadora erudición, plano a plano, tras verla decenas de veces entre el pasmo y la fascinación. Eso sí, hay que decir enseguida que el libro es muy superior a la película (normal, aunque no cuando el libro se basa en ella), con el único defecto de que para disfrutarlo plenamente conviene haberla visto. Sabiendo cómo las gasta el tal Tarkovski, yo tardé décadas en decidirme, pero ya puedo decir con satisfacción que me lo he pasado en grande leyendo Zona. A diferencia del cineasta, este Geoff Dyer es graciosísimo, y padre del asombroso concepto «aburrimiento instantáneo» , como el café instantáneo, que modifica las leyes temporales del aburrimiento. Pero no critica la película, la adora. Su obsesiva búsqueda de significados es propia de un paranoico o un enamorado. Logra relacionar cosas sin ninguna relación, la clave de la inteligencia. Magnífico libro, muy divertido. Muy raro. Que además, demuestra plano a plano (142 planos) la verdad más antigua del mundo. No importa lo que sea. Sólo importa cómo se cuenta.
Opinión
Un libro basado en una película
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