El actual líder de Més publicaba hace unos días un tuit en el que se quejaba de masificación de vehículos en la carretera de Valldemossa e incluía una imagen. La foto la tomó en uno de esos días sin sol cuando los turistas aprovechan para visitar los típicos lugares turísticos de Mallorca. Otras muchas carreteras se encontraban igual y especialmente los accesos a Palma. Lo curioso, en el caso del líder de Més, es que algunos le recordaban que su formación lleva siete años gobernando de forma ininterrumpida en Balears y que no era el más indicado para quejarse sino, por el contrario, su partido debería haber tomado medidas contra la masificación. Esa es la clave del problema. Los que se han quejado durante años sobre la masificación turística y el turismo de masas no han hecho absolutamente nada para solventar la solución y este verano, posiblemente por las ganas que había de viajar tras dos años de pandemia, la situación se ha agravado y las ciudades se han convertido en espacios insoportables para los residentes. Ocurre en Palma, en Ibiza, en Nueva York, París y seguramente en Londres. La diferencia es que aquí gobiernan partidos que han hecho bandera sobre la masificación y han tenido una oportunidad de oro para acabar con ella. Pero no lo han hecho.
Opinión
Masificación y la oportunidad perdida
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