Hemos escuchado en el santo Evangelio que un ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. Jesús acompañado de sus discípulos y una gran multitud llegaba por el camino. El ciego preguntó: ¿ qué pasa?. Al decirle que era Jesús de Nazaret empezó a gritar: Jesús de Nazaret empezó a gritar: Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí. Muchos le reprendían para que se callase. El ciego repetía con más fuerza : ¡Hijo de David!. Jesús se paró preguntándole: ¿Qué quieres que haga por ti?. Maestro, contestó, que pueda ver. Y Jesús le dijo: anda tu fe te ha salvado. El ciego, al instante recobró la vista.
Domingo 30 T.O. (Mc 10,46-52)
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