Sin lugar a dudas la mas reciente actualidad ha venido girando en torno a la reciente remodelación del ejecutivo Balear. La noticia en si misma, fue en cierto modo una sorpresa, sobre todo si se tienen en cuenta recientes respuestas de la presidenta en una entrevista concedida el pasado 31 de enero de este año a la periodista Nekane Doblas y en la que Armengol manifestaba claramente la inmensa satisfacción que sentía por el excelente trabajo que realizaban todos los consellers y conselleras de su Govern.
Hay determinadas decisiones que claramente suponen una absoluta incoherencia entre lo que se dice y lo que se acaba haciendo. Una primera contradicción es que se lancen alabanzas al ejecutivo que se preside y que pocos días después se anuncie la sustitución de tres componentes del mismo. Tampoco parece muy coherente que se afirme desde la presidencia del Govern que los cambios se hacen para reforzar y potenciar la salida económica y sanitaria de la pandemia y resulte que las áreas que gestionan los miembros que han sido destituidos son, movilidad, vivienda, administración pública y coordinación de áreas. ¿Donde estriba la lógica de esta decisión?.
Llama también la atención la coincidencia de que se levanten ciertos rumores de descontento entre los socios de Govern y que solo se vea la necesidad de cambiar los cargos que ostentan miembros del PSIB. Ciertamente la decisión chirría y tiene poco que ver con el argumento que se ha ofrecido para justificarla.
Cuando algo funciona, lo más recomendable de toda la vida es no tocarlo. Y si lo haces para relanzar la economía y reforzar la sanidad, pero no se tocan las carteras económicas o sanitarias, es que el motivo real está muy alejado de la realidad que justifica los cambios y bajo ningún concepto se quiere dar a conocer. La peregrina explicación de que con ello se ha recuperado cuota de poder en el gobierno de Madrid, también resulta poco creíble ya que un director de gabinete no parece que vaya a tener gran capacidad de influir en las decisiones de Pedro Sanchez.
Por otro lado y sin dudar en ningún momento de la valía y capacidad de gestión del nuevo conseller de Movilidad y Vivienda, el ibicenco Josep Marí Ribas; lo cierto es que se le abre un escenario de trabajo un tanto complicado, sobre todo si tenemos en cuenta que el nuevo conseller ha manifestado estar encantado con la labor realizada por su antecesor y que pretende seguir la labor iniciada por Pons. De entrada esta declaración de intenciones no hace que se puedan albergar muchas esperanzas para Eivissa y Formentera de que se vaya a mejorar en cuanto a las áreas de gestión propias de su competencia, ya que su antecesor no destaco precisamente por su preocupación respecto de los problemas que sufren nuestras islas Pitiusas, ni por otorgar ni tan siquiera un trato similar al que se viene otorgando en muchos casos a Mallorca y Menorca.
En materia de vivienda queda muchísimo por resolver y lo único que se ha hecho hasta ahora en nuestras islas ha sido iniciar cuatro nuevos proyectos para disponer en un futuro de unas 90 unidades de VPO más, todas ellas en el municipio de Vila. Ello ni de lejos resolverá la grave situación que nos afecta y habrá que demostrar capacidad para aprobar y aplicar políticas que permitan regular los tremendos abusos actuales. Por lo tanto se deberá hacer bastante más que seguir con lo poco que había hecho por nosotros el anterior conseller.
Lo mismo ocurre con la movilidad; mal vamos si solo se sigue la senda marcada hasta la fecha. En cuanto a transporte terrestre, ni Pons ni la Presidenta han querido saber nada del agravio comparativo que supone la inversión que se hace desde el Govern en Mallorca y la ridícula aportación que el ejecutivo autonómico hace por estos nuestros lares. Tampoco parece la mejor opción conformarse con las ultimas mejoras anunciadas en cuanto al proceso de compra de los billetes de barco y avión, olvidando según parece de forma definitiva la mucho mas que rentable alternativa de la tarifa plana.
Deseable es por lo tanto que el nuevo conseller ibicenco en el ejecutivo de Mallorca se muestre dispuesto a mucho más que seguir con el camino trazado por su antecesor menorquin, ya que de ser así solo podríamos vislumbrar un negro escenario de futuro. Hay mucho por hacer y esperemos que por nuestro bien se acabe haciendo algo más que lo hecho hasta ahora.
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