Eivissa16/06/19 4:01
La Bella Dorita era aquella estrella del cabaret catalán que, cuando los anarquistas decretaron el salario único e igual para todos, comentó: «muy bien, pues que enseñe el culo el acomodador». Me revela tal genial anécdota el viejo niño Luís Racionero, que pudo admirarla en sus años mozos. Tal declaración de la Bella Dorita es una lección formidable de Realpolitik y una clara defensa del mérito antes que la dictadura del más bajo denominador común de la torticera igualdad. Entre el culo de la artista y el del acomodador marchaba una diferencia de salario tan estratosférica como su bendita diferencia. Naturalmente ganó la bella, pues en cuestiones cabareteras el sentido común suele imponerse.
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