El proyecto se basa en realizar sondeos acústicos usando cañones de aire comprimido de alta presión (airguns). Dicho tipo de técnicas se emplearía para obtener datos geofísicos del subsuelo bajo el mar, en profundidades de entre 100 y 2.800 metros para evaluar el depósito salino del Mediterráneo. Está claro que la industria petrolera está sumamente interesada en estas formaciones salinas porque abren posibilidades de encontrar bajo ellas grandes bolsas petroleras. Los sondeos tienen un carácter científico, pero el conseller Vidal ha manifestado que el Govern presentará alegaciones al entender que el proyecto comporta un alto riesgo escondido bajo la apariencia de un estudio científico.
Hasta siete compañías del sector de hidrocarburos han mostrado interés por esta investigación del Instituto Inogs, de acuerdo con el memorándum de entendimiento que sirve de base para dicho proyecto dado a conocer por la Plataforma Mar Blava. Dicha entidad, que reúne a los sectores contrarios a las exploraciones, ya ha logrado que se archivaran tres proyectos que incorporaban sondeos similares: uno a 40 kilómetros de la costa de Eivissa promovido por Cairn Energy, otro de Services Petroliers Schlumberger al norte de Menorca y un tercero de Spectrum en una amplia zona al norte, sur y este de Balears. Además, también persigue que se archiven los permisos solicitados por Repsol para investigar el subsuelo al sur de la plataforma Casablanca, en la costa de Tarragona, entendiendo que se superponen al corredor de migración cetáceos, que entran por el Estrecho de Gibraltar, una franja cuya protección mantiene el Ministerio de Medio Ambiente.
En realidad, la Plataforma Mar Blava, de la que forma parte del Govern balear, se opone a dichas exploraciones porque utilizan unas técnicas (los airguns) muy impactantes para seres vivos debido a la contaminación acústica que producen efectos negativos para la fauna marina, incluyendo cachalotes, zifios, delfines, tortugas y otros peces s de interés comercial, que en muchos cados se trata de especies protegidas. Y es que a partir de 160 decibelios se producen daños fisiológicos permanente en cetáceos y tortugas marinas, según un informe elaborado por Alianza Mar Blava.
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uep, no hay peor ciego que el que no quiere ver