Los primeros rayos de sol me recuerdan a los 15 años. Me evocan aquellos primeros escarceos con la primavera en los que, entre clase y clase, o en el transcurso de las mismas, me tumbaba en el césped del instituto con mis amigas apoyada en mi vieja cazadora vaquera, para no pensar en nada. Precisamente eso, lograr dejar la mente en blanco, limpia y serena, es algo casi imposible de resucitar cuando duplicas y sumas años a esa edad tan pura. A los 15 años te recorre una sensación de inmortalidad casi tan fuerte como aquella que te hace creerte el centro de un universo que no te comprende y en el que no encajas. A los 15 años los pequeños problemas son mundos, los amores eternos y los suspensos heridas que se clavan en tu autoestima haciéndote creer que podrán torcer tu destino sin remedio. A los 15 años sientes que nadie te entiende, tal vez porque ni siquiera tú eres capaz de hacerlo, y del mismo modo que cada tropezón es mucho más doloroso, cada cosa hermosa o pequeño hito te hace florecer con una fuerza inusitada para hacerte rozar el cielo. A los 15 años todo es blanco o es negro, y los primeros rayos de sol pueden recargar tus baterías hasta límites insospechados. A los 15 años yo era capaz de estar media hora tumbada al sol de un día como este disfrutando del momento y relamiéndome de satisfacción por vivir ese instante. Me concentraba en el zumbido de las abejas, en el piar de los pájaros, en el rugir de los coches o en las voces lejanas de otros adolescentes.
OPINIÓN | Montse Monsalve
Rozando el sol
Eivissa09/04/17 4:00
También en Opinión
- Multazo de casi medio millón por tener un local con cafetería, centro de yoga y guardería
- El Bar San Juan conserva su esencia a través de los siglos
- La orgía de 7.000 personas en Viña rock pincha y se queda en nada
- Denuncian un intento de okupación en una vivienda de Cap Martinet
- El Club Náutico Ibiza arría la bandera
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.