Así, pues, hoy, penúltimo domingo de octubre, en todo el mundo quedamos invitados, llamados, animados a ayudar a los misioneros en su labor evangelizadora llevada a cabo en los países donde trabajan. En esta Jornada, pues, hemos de ser conscientes, y obrar en consecuencia, de la responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización y, en consecuencia, hemos de estimar y apoyar la causa misionera, esa obra que llevan a cabo los misioneros para dar a conocer a todos el mensaje de Jesús en aquellos lugares del mundo donde es tan necesario.
El Papa Francisco, como hace cada año el Sumo Pontífice, ha publicado un mensaje al respecto, y teniendo en cuenta que estamos en el Año Jubilar de la Misericordia, nos dice que: «El Jubileo extraordinario de la Misericordia, que la Iglesia está celebrando, ilumina también de modo especial la Jornada Mundial de las Misiones 2016: nos invita a ver la misión ad gentes como una grande e inmensa obra de misericordia tanto espiritual como material. En efecto, en esta Jornada Mundial de las Misiones, todos estamos invitados a «salir», como discípulos misioneros, ofreciendo cada uno sus propios talentos, su creatividad, su sabiduría y experiencia en llevar el mensaje de la ternura y de la compasión de Dios a toda la familia humana. En virtud del mandato misionero, la Iglesia se interesa por los que no conocen el Evangelio, porque quiere que todos se salven y experimenten el amor del Señor. Ella «tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio» (Bula Misericordiae vultus, 12), y de proclamarla por todo el mundo, hasta que llegue a toda mujer, hombre, anciano, joven y niño».
El lema del Domund, indicado también por el Papa Francisco de este año es «Sal de tu tierra». Y con esta expresión tomada del libro del Gen 12, 1, frase allí dedicada a Abraham, se nos dicen dos cosas significativas: «Sal», una invitación que nos hace el papa Francisco a salir de nosotros mismos, de nuestras fronteras y de la propia comodidad, para, como discípulos misioneros, poner al servicio de los demás los propios talentos y nuestra creatividad, sabiduría y experiencia. Es una salida que implica un envío y un destino. Y «de tu tierra», expresión evocadora del origen del que parte el misionero que es enviado a la misión, y también del destino al que llega.
Ibiza y Formentera han sido siempre buenas colaboradoras de las misiones católicas: siempre, además, ha habido misioneros y misioneras provenientes de nuestras Islas. Que este domingo del Domund nos ayude a que se siga colaborando con las misiones como siempre se ha hecho aquí. Así, pues, que sea un domingo especial en el que hagamos una oración ferviente al Señor para colaborar en la extensión de su reinado en el mundo, que con interés comprendamos mejor lo que son las misiones, de tal modo que crezca en todos en fervor misioneros y así ayudemos, también con generosidad donativos las misiones. Con esos donativos se subvenciona el sostenimiento de los misioneros y sus colaboradores. También se atienden otras necesidades especiales: construcción de iglesias y capillas, formación cristiana, compra de vehículos..., además de desarrollar proyectos sociales, educativos y sanitarios.
Animo, pues, amigos lectores de este artículo y que se vea ese espíritu misionero de nuestras Islas, un valor más de los muchos y buenos que hay aquí.
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