El congreso de Unió Mallorquina celebrado ayer en Artà debe suponer una nueva etapa para la formación nacionalista, la tercera fuerza política de Balears, que debe estar marcada por la tranquilidad interna. Si UM quiere sobrevivir, urge corregir los errores cometidos en el pasado y dejar que todos sus dirigentes cumplan el papel que les corresponde. El mensaje de Miquel Àngel Flaquer fue claro y rotundo. Tras obtener el 73 por ciento de los votos -se notó el «castigo» de los «nadalistas» al nuevo presidente y su ejecutiva con su voto en blanco- Flaquer dijo que había que poner punto y final a los protagonismos personales y destacó, con énfasis, que nadie puede jugar con el futuro del partido. Flaquer lleva aproximadamente un mes en el cargo, pero este tiempo ha sido suficiente para que sepamos que la nueva etapa en UM estará marcada por la tranquilidad interna. Flaquer quiere contar con todos, incluso con Nadal, y conseguir un buen resultado en las próximas elecciones, que están a la vuelta de la esquina. Por eso, el mensaje que lanzó Flaquer tras ser proclamado presidente hay que tenerlo muy en cuenta. No olvidar lo que han hecho por UM personajes de la talla política de Albertí, Munar, Trujillo, Melià y el propio Nadal. Si las disputas internas perjudican a partidos grandes como PP y PSOE, la confrontación puede resultar catastrófico en formaciones más pequeñas como UM. El futuro de UM pasa por no olvidar el pasado, su historia. Es cierto que después de los grandes liderazgos -y el de Munar lo fue- suelen producirse momentos de incertidumbre en los partidos, pero faltan dos años para las elecciones y pueden corregirse errores. UM tiene material humano para hacerlo. Y, lo más importante, puede hacer política dentro de las instituciones.