El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, realizó una de sus intervenciones más serias y rigurosas en relación con la crisis económica que afecta a España. El debate extraordinario, promovido desde la oposición por el Partido Popular, permitió conocer la disposición de 1.500 millones de euros, procedentes del recorte de diferentes proyectos ministeriales, para garantizar las prestaciones por desempleo, sea cual sea la cifra de parados.

Zapatero huyó durante su intervención del triunfalismo, incluso no ocultó que «lo peor todavía está por llegar», en clara alusión a un más que previsible aumento de las tasas de destrucción de empleo durante los próximos meses. No obstante, el presidente ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad con esta partida destinada a garantizar las ayudas de tipo social.

Con todo, el aspecto más destacable del debate en el Congreso de los Diputados es la aproximación a la realidad en el análisis de Zapatero, un principio básico para lograr salir de la crisis actual. En la misma línea hay que señalar el compromiso de alcanzar acuerdos políticos amplios antes de abordar cualquier reforma significativa del actual marco de relaciones laborales en España.

Llamativa ha sido la actitud del líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que no ha sabido aprovechar la debilidad de José Luis Rodríguez Zapatero para incorporarse a las peticiones de unidad en la lucha contra la crisis. El jefe de la oposición ha preferido mantenerse alejado del Gobierno, una actitud que no da credibilidad a su tesis de la máxima gravedad de la situación en la que se encuentra la economía del país. Tampoco ha sido posible conocer su alternativa. Una lástima.