a crítica situación por la que atraviesa el edificio de los Juzgados de Eivissa y por añadidura las condiciones inhumanas en las que trabajan sus funcionarios se agudiza con el paso del tiempo. Un ejemplo claro es la tromba de agua que cayó la pasada semana y que anegó una vez más los sótanos del edificio, afectó seriamente a gran cantidad de material, inutilizó archivos y averió de nuevo el ascensor, entre otros cuantiosos daños. No se trata de situaciones puntuales, cada vez que hay un gran chaparrón ocurre lo mismo, y eso cuando llueve sobre mojado, resulta todavía más grave. Las inundaciones son sólo un pequeño ejemplo de la indignante condición en la que se encuentra el edificio. Y lo peor de todo es que el único que parece que no ha se dado cuenta de esta grave situación es el Ministerio de Justicia, que lleva durante años dilatando esta cuestión, a pesar de las decenas de denuncias, inspecciones de trabajo, reclamaciones de funcionarios, jueces y fiscales ante el Gobierno.

Tampoco ayuda la gestión de la política local, que ha sido incapaz de ofrecer en todos estos años, en lo que es una travesía en el desierto para el envencijado edificio y sus trabajadores, una solución en condiciones para albergar una nueva sede. Sa Graduada, el nuevo edificio de la estación de autobuses o un solar en Can Misses, como se anunciaba anteayer, son opciones que se han barajado pero que por una razón u otra no se han concretado todavía. Seguro que las administraciones competentes tienen sus razones para explicar por qué todavía no se ha encontrado una solución, pero éstas no parece que puedan convencer a los que allí trabajan día tras día durante años soportando una situación tercermundista.