Batasuna ha lanzado una nueva propuesta que, finalmente, conduciría, a medio o largo plazo, a la autodeterminación, aunque previamente establece una amplia autonomía que englobaría el País Vasco y Navarra, dentro del Estado español. Desde los sectores más pesimistas y, naturalmente, desde el Partido Popular (PP), se contempla con escepticismo una propuesta que consideran que forma parte de una precampaña cuyo objetivo final sería el de facilitar la participación de la formación ilegalizada en los próximos comicios municipales. En cualquier caso, una de las condiciones que se establecen para ello desde el Gobierno es la condena de la violencia y de los atentados de ETA, algo que, ciertamente, aún no se ha producido y que se ve como esencial para que se pueda salvar la Ley de Partidos, una norma que el Ejecutivo quiere mantener viva.

Los más optimistas, no obstante, ven en la nueva actitud de Otegi un importante giro que puede reconducir la situación hacia terrenos menos pantanosos, en los que sería posible alcanzar acuerdos que reactivaran las posibilidades de retomar el proceso de paz, ahora enterrado por los escombros de Barajas.

Sin embargo, no sería prudente dejar de lado otros factores como el caso De Juana, la movilización de los presos etarras con sus protestas y ayunos, o el rearme y reestructuración de la banda en Francia, elementos que siembran muchas dudas sobre la voluntad de ETA.

Abandonar las armas es una condición 'sine qua non' para que las cosas vuelvan a un punto de posible diálogo. Aunque bien es cierto que la nueva propuesta de Otegi, pese a las incógnitas que pueda suscitar, abre el camino a una cierta esperanza. Claro que no conviene ser optimistas en exceso, puesto que todo sigue aún en el aire. Y del mundo de la banda y su entorno nos han llovido ya demasiadas decepciones.