Durante el año pasado se denunciaron en nuestro país casi cuatro millones de delitos, una cifra que, francamente, da qué pensar, pues implica que uno de cada diez españoles se vio envuelto en uno de estos sucesos, según la Memoria de la Fiscalía. Datos que revelan un aumento considerable del número de diligencias en Balears, cosa que no confirman ni Policía Nacional ni Guardia Civil, que manejan otros informes.

Sea como sea, el caso es que el número de delitos registrados en nuestra Comunitat es escalofriante, a rebufo, sin duda, de la bonanza económica y, sobre todo, de la enorme afluencia de visitantes durante la temporada alta turística, lo que propicia la presencia en nuestro territorio de toda clase de bandas delictivas.

Pese a lo espectacular de las cifras, la Memoria impresiona todavía más al constatar que la violencia de género, los delitos sexuales y los que cometen menores de edad siguen creciendo en todo el país, además de detectarse la presencia de nuevas bandas de delincuentes juveniles con formación militar o paramilitar especializados en ajustes de cuentas y en secuestros, seguramente una práctica «importada» de Latinoamérica. Todo ello pone de relieve una situación delicada con argumentos tan contundentes como éste: 114 por ciento más de delitos relacionados con la violencia de género; 10 por ciento más de violencia sexual; y 61 por ciento más de delitos cometidos por menores de edad.

Las cifras provocan preocupación y, desde luego, plantean la necesidad de incrementar la dotación de medios a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, además de incidir en la exigencia de medidas preventivas. Lo que, a la postre, requiere un sensible aumento de la dotación económica en seguridad.