Después de un largo tiempo de dimes y diretes, Ana Botella se ha
decidido a dar el paso y ya forma parte de la candidatura del
Partido Popular a la Alcaldía de Madrid para las próximas
elecciones municipales, como responsable de los asuntos sociales en
el caso de que Ruiz Gallardón se alce con el triunfo. Una noticia
esperada que el PP ha querido presentar con normalidad, como,
efectivamente, es: una militante del partido que opta por entrar en
la política activa con todo el derecho del mundo. Idéntico al que
tenía Carmen Romero cuando era la esposa del presidente del
Gobierno, Felipe González, y se presentaba a diputada por Cádiz.
Sólo que la entonces oposición conservadora puso el grito en el
cielo y criticó todo lo criticable.
Hoy el ambiente es otro y la mayoría saluda con normalidad la
incorporación de Ana Botella a las listas municipales del PP,
aunque la izquierda coincide en señalar la ideología severamente
conservadora de la esposa de Aznar, que nunca se ha destacado por
defender políticas progresistas de apoyo a ciertos colectivos con
problemática muy singular como los homosexuales, que también han
expresado sus reservas.
Hay también quien ha querido ver en esta decisión una
«jugarreta» de las más altas instancias del Partido Popular de cara
a la polémica sucesión de Aznar en La Moncloa. Según estas teorías,
el candidato a ocupar la Presidencia del Gobierno sería Ruiz
Gallardón, quien a su vez cedería la Alcaldía de Madrid a la señora
Aznar, colocándola en el futuro en la mejor parrilla de salida para
alcanzar La Moncloa. Una teoría que, por otra parte, casa mal con
las pocas simpatías que despierta Ruiz Gallardón en el aparato del
partido.
Sea así o no, lo cierto es que las elecciones municipales
empiezan a tomar cuerpo y la lucha por el poder no va a ser
fácil.
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