La celebración del Dia de la Terra se ha convertido, y así debe
ser, en el día de las reivindicaciones, ese en el que las
autoridades inciden con ahínco en nuestra identidad, la tierra, la
cultura y la lengua, que son los pilares básicos de nuestra
sociedad. Y a la sociedad se refirió ayer la presidenta Pilar Costa
en el inicio de su discurso, una sociedad, la ibicenca, que ha
vivido una transformación fulgurante en el último siglo y que
debido al turismo ha cambiado su fisonomía y su estructura y que ha
llegado a situarse entre las primeras de Europa en cuanto a nivel
de renta y desarrollo.
Tras un repaso casi idílico de que lo que es ahora Eivissa y sus
gentes, Pilar Costa, como no podía ser de otra manera, echó del
incumplido Régimen Especial de Balears para recordar a Madrid que
las Pitiüses existen, que son islas y que cada vez se encuentran
más aisladas por culpa de ese deficiente transporte que tenemos.
Era lo esperado. Costa sabe, porque así lo dicen las encuestas, que
la principal preocupación de los ibicencos ahora mismo es el
transporte y por eso ayer no quiso desaprovechar la oportunidad,
oportunidad que, hay que recordar, sí desaprovechó cuando no lideró
la manifestación popular que recorrió las calles de Eivissa
reclamando un transporte digno.
Al margen del sempiterno problema del transporte, y como suele
ser habitual en estos discursos, Pilar Costa hizo referencia a las
acciones emprendidas por el equipo de gobierno progresista, sobre
todo al Plan Territorial Insular, ese plan que debe regir los
destinos de nuestra sociedad y en el que, como bien incidió, no se
deben escatimar esfuerzos para llevarlo adelante. El PTI debe ser
el punto de partida para que las Pitiüses consigan mantener el
pulso necesario a la sostenibilidad y el desarrollo, sin olvidarse
de otros aspectos fundamentales para nuestra sociedad. Ese es el
reto.
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