El conseller balear de Vivienda, José Luis Mateo, anunció este martes en el Parlament que el comercializador del asentamiento chabolista de Can Rova, que fue desalojado el pasado 31 de julio, se enfrenta a una multa de 2,4 millones de euros. Mateo aportó esta información tras una pregunta formulada por el diputado socialista Marco Guerrero y precisó que dicho comercializador ha podido incurrir en 80 infracciones «muy graves» previstas en la Ley de Vivienda autonómica. Esta cantidad se suma a los 900.000 euros que le impondrá el Ayuntamiento de Santa Eulària, por lo que el explotador del campamento chabolista deberá abonar 3,3 millones en multas a las administraciones.

Al menos 80 infraviviendas.     

El responsable del asentamiento se enfrenta a una sanción por cada una de las 80 infraviviendas que había en el asentamiento de Can Rova cuando se produjo el desalojo por parte de los agentes policiales. En estos momentos la resolución está en proceso de notificación al propietario y se publicará en el boletín oficial esta misma semana. Además de la sanción por parte del Govern, el Ayuntamiento de Santa Eulària ha impuesto también al promotor del asentamiento de Can Rova una multa de algo más de 900.000 euros.

Beneficios.

Los ocupantes del asentamiento de Can Rova dijeron que la persona responsable del solar cobraba entre 500 y 700 euros al mes para instalar una chabola, una caravana o una tienda de campaña. Todo ello se hizo sin permiso en un espacio que tiene la calificación de suelo rústico. Por lo tanto, el comercializador del solar de Can Rova se enfrenta a una sanción de más de 3 millones por aprovecharse del drama humano de muchas personas y familias (no conviene olvidar que en el solar malvivían también menores) que buscaron un lugar donde dormir ante la imposibilidad de encontrar una vivienda digna en Ibiza. Sería deseable que este tipo de maneras de actuar tan avariciosas se acabasen de una vez en una Ibiza que ha demostrado sobradamente que cuenta con una sociedad muy solidaria con todos aquellos que tienen necesidades. La millonaria multa por Can Rova debería servir de ejemplo para todos aquellos que tengan la tentación de repetir la experiencia. Como se ha demostrado, sale muy cara.