La democracia tiene unas reglas de juego muy definidas. Un político resulta elegido presidente o presidenta cuando tiene los votos suficientes para asumir el cargo. Córdoba fue investido presidente del Consell de Formentera hace un año porque la lista que encabezaba, Sa Unió, obtuvo un conseller más que el resto de formaciones políticas. Cuando alguien pierde los apoyos que le han dado la presidencia tiene dos opciones: o dimitir o plantear una cuestión de confianza. Algo tan básico y tan elemental no se está aplicando en Formentera por la irresponsabilidad inconprensible del actual presidente.

Bloqueo.

La dimisión de los consellers de Sa Unió ha dejado el Consell de Formentera en un callejón sin salida y solo hay dos opciones: o dimite Córdoba o se promueve una moción de censura. Esta opción se está impulsando desde Gent per Formentera, que pretende ahora con los votos del PSOE y Compromís alcanzar la mayoría suficiente y expulsar a Córdoba de la presidencia. Sin embargo, Gent per Formentera deja de lado al PP en dicha moción. No parece lógico que Compromís, que formó parte de Sa Unió, dé la espalda al PP para gobernar con Gent per Formentera y el PSOE. Quizás sería mucho más lógico que los votos de Sa Unió se sumasen a los de Gent per Formentera. Habrá que ver las negociaciones de los próximos días para vislumbrar las opciones que hay para echar a Cordoba, pero las soluciones planteadas hasta ahora son muy complejas.

Irresponsable.

Es difícil de entender qué objetivos persigue Córdoba al atrincherarse en el cargo. No parece que el sueldo que cobra valga la pena ante el desgaste personal que debe sufrir, el que también padecerá su familia, y sobre todo la situación de ingobernabilidad del Consell de Formentera que ha provocado su actitud. Si el problema de Córdoba es económico, tiene la opción de seguir como diputado y cobrar un sueldo mensual, además de las dietas del Consell, pero en las actuales circunstancias no debería seguir ni un día más en la presidencia. Es totalmente antidemocrático intentar gobernar cuando no se tienen los votos necesarios para hacerlo. Teniendo en cuenta que faltan tres años de legislatura, empieza a ser urgente que Córdoba dimita. Por el bien de los habitantes de Formentera, sobre todo.