El cierre del unico supermercado del barrio de la Marina ha provocado una lógica inquietud en el casco histórico de Vila. Algunas asociaciones han comenzado una recogida de firmas con el fin de convencer al Ayuntamiento de Vila para que sa Peixateria albergue un supermercado. Una de las propuestas que se ha barajado es reconvertir el Mercat Vell a semejanza del Mercado de San Miguel, que combina la venta de productos y la degustación, sobre todo para turistas.

Dotar de servicios.
Es lógica la preocupación de los comerciantes del barrio de la Marina tras el cierre del único supermercado. Los vecinos deberán alejarse de sus domicilios para hacer la compra diaria, una situación que se complica con el escaso aparcamiento que hay en el centro de Vila. Evidentemente la decisión del Ayuntamiento de Eivissa de destinar sa Peixateria a un centro cultural ha sido un jarro de agua fría para todos aquellos comerciantes y vecinos que apostaban por la instalación de un supermercado. «La realidad es que nos hemos quedado sin supermercado y algo hay que hacer», dice la presidenta de los comerciantes de la Marina, Carolina Boned.

Una solución responsable.
Los que conocen el mercado de San Miquel de Madrid saben perfectamente que es complicado poder adquirir determinados productos de primera necesidad que puedan requerir los vecinos de la Marina. El mercado de San Miguel es, desde hace años, un lugar para desgustar productos y está dirigido especialmente a turistas. Los vecinos del centro de Madrid no compran en el mercado de San Miguel porque, además, sus precios están muy por encima de un supermercado tradicional. Pero hay otra cuestión importante. Reconvertir el Mercat Vell en una especie de mercado de San Miguel no tiene que suponer ningún coste añadido para las arcas municipales. Hay que tomar medidas lógicas y, sobre todo, que no sean deficitarias.