Más mano dura contra los conductores drogados
La tragedia del doble atropello de Llubí por parte de una conductora drogada, y que ha costado la vida a una niña de cuatro años y ha dejado al borde de la muerte a su madre, ha conmocionado aquella pequeña localidad mallorquina y también al resto de la Isla. Se trata de una auténtico drama, pero por desgracia no es el primero que se registra en nuestras carreteras. De hecho, en los últimos años la cárcel de Palma ha registrado un aumento vertiginoso de reclusos que ingresan –la mayoría por poco tiempo– por motivos de accidentes de tráfico. Sin embargo, no hay que obviar una realidad: las penas contra los conductores bebidos o drogados que causan siniestros mortales son muy bajas y la ciudadanía no entiende esta permisividad, que además causa una gran alarma social.
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