La histórica victoria por un gol a cero de la selección española de fútbol femenino contra Inglaterra, en la final del Mundial de Sídney, ha quedado injustamente eclipsada por el inaceptable comportamiento de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de fútbol, y el beso en la boca que le estampó a una de las jugadoras en la ceremonia de entrega de medallas. La gesta sin precedentes de esta selección femenina que ha culminado un mundial de ensueño no se merecía que un gesto tan poco apropiado de un superior les robara protagonismo.
Avalancha de críticas
El polémico Luis Rubiales, que militó en el Mallorca B en su época de jugador, lleva tiempo instalado en la controversia, pero el beso público y no consentido a la futbolista Jenni Hermoso ha supuesto un auténtico escándalo no solo a nivel nacional, sino también un bochorno muy criticado en los medios de comunicación y las redes sociales de muchos países. En las últimas horas, además, han llegado nuevos detalles del comportamiento absolutamente fuera de lugar del presidente durante la final. En una grabación de vídeo, Rubiales celebra el gol del partido en el palco, muy cerca de la reina Letizia, y se lleva las manos a sus genitales en un gesto soez del todo inaceptable y muy poco deportivo.
Se disculpa, pero con la boca pequeña
Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es que el alto directivo solo se ha disculpado –y con la boca pequeña– cuando ya no le ha quedado más remedio, puesto que la polémica había dado la vuelta al mundo y las presiones para que rectificara eran muy fuertes. «Seguramente me he equivocado, lo tengo que reconocer, porque en un momento de máxima efusividad y sin ninguna mala fe ocurrió lo que ocurrió de manera muy espontánea», ha argumentado. De cualquier manera, algunas voces lo consideran insuficiente para un escándalo que ha empañado el éxito futbolístico.
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