Precipitación y desconfianza.
La premura de tiempo con la que se implantó una medida que fue anunciada pocas horas antes de su arranque y después de una preocupante ceremonia de la confusión no ha ayudado a que la respuesta de los residentes en las tres calles haya sido más satisfactoria. No hay que descartar que haya faltado información y campañas de concienciación para evitar que la conclusión de una iniciativa positiva sea que se ha perdido una oportunidad. El Govern deberá tomar nota del fiasco de Vila para corregirlo en futuras campañas.
La transparencia brilla por su ausencia.
El cribado supuestamente masivo de tres calles de Vila ha coincidido con el confinamiento parcial de l'Eixample de la ciudad y del centro de Sant Antoni, medidas controvertidas que han levantado una oleada de protestas, entre vecinos, comerciantes y restauradores. Las incoherencias del Govern a la hora de implementar los confinamientos y, mucho más aún, a la hora de justificarlos no han ayudado a calmar los ánimos de una población que no entiende por qué ha sido confinada y en cambio otras zonas de la ciudad se han librado de las restricciones. No ayuda a generar la tranquilidad y el sosiego necesarios la falta de transparencia del Ejecutivo de Francina Armengol, ya que está dando la sensación de que tiene algo que ocultar. Reclamamos que la Conselleria de Salut haga públicos todos los datos que pueda, ya que entre la información facilitada hasta ahora y el incumplimiento de la LOPD media un abismo.