Resulta a todas luces inexplicable el acuerdo que alcanzaron los grupos parlamentarios del PSOE y Bildu en el Congreso. El compromiso que arrancó Bildu de los socialistas a cambio de su innecesaria abstención a la prórroga del estado de alarma por 15 días fue la derogación de la reforma laboral, propuesta que se quiso matizar a medianoche pero que el vicepresidente Pablo Iglesias ratificó en la mañana de ayer. El resultado final supone la apertura de otro frente interno del Gobierno, entre PSOE y Unidas Podemos; además del lógico enfado de los soberanistas vascos.
El descrédito del Gobierno.
Lo ocurrido el miércoles y jueves es un episodio más que se añade al descrédito acumulado del Gobierno, cuya gestión de la crisis de la COVID-19 mantiene desbordados a sus responsables en todos los frentes, especialmente a su máximo responsable, el presidente Pedro Sánchez. Tratar de ocultar el entendimiento previo con Bildu para no perder los apoyos de Ciudadanos es de una torpeza política inimaginable. La mentira, el engaño, el chalaneo en definitiva, caracterizan el modo de avanzar en la legislatura que está imponiendo Sánchez y su equipo. Con estas premisas no puede extrañar la pérdida progresiva de apoyos que está cosechando en las sucesivas comparecencias en el Congreso. Ahora no es momento de plantear reformas laborales, máxime cuando hay en marcha una comisión parlamentaria para la reconstrucción.
La derecha más radical se crece.
En este contexto cada vez se hace más perceptible la ofensiva directa contra el Gobierno por parte de la derecha más radical, muy centrada en Madrid, pero cada vez más extendida en otros territorios. Vox trata de canalizar en beneficio propio la crispación social generada por un confinamiento prolongado con indudables efectos económicos muy negativos, una tensión que se traduce en caceroladas, manifestaciones y escraches que enrarecen el ambiente de la capital del Estado. Una espiral que es preciso romper, en beneficio de todos y que Pedro Sánchez no ayuda firmando acuerdos de espaldas a patronal y sindicatos con con los herederos de la extinta Batasuna.