Ibiza volvió a vivir ayer lo de cada año en estas fechas: inundaciones de calles, cortes de carreteras, túneles anegados y vertidos fecales en el puerto de Vila. Llueve sobre mojado y nunca mejor dicho. Los problemas de siempre sin que haya un mínimo avance para solucionar problemas que los ibicencos se hartan de revivir año tras año. Si el problema de las carreteras es un hecho endémico, sí es preocupante lo ocurrido en el puerto: el tanque de tormentas acumula excesivo retraso y aún no está en funcionamiento, cuando todo el mundo sabe que a finales de agosto o principios de septiembre se registran fuertes lluvias.

Resignación.
Cualquiera entiende que la gota fría es un fenómeno climatológico en el que se registran intensas precipitaciones en muy poco tiempo, pero da la sensación de que existe una cierta resignación, que los responsables políticos han asumido que no hay nada que hacer, que no hay soluciones técnicas para evitar tantos daños en las infraestructuras de las islas. Evidentemente sí hay soluciones, pero falta voluntad para ponerlas en marcha. Se pueden mitigar los daños en aquellos puntos donde se sabe perfectamente que son sensibles de verse afectados por las inundaciones, aunque no se hace nada. Dentro de unas semanas nadie se acordará de las inundaciones (habituales por otra parte) de los túneles de la carretera que va al aeropuerto, por ejemplo.

Vertidos.
Muy preocupantes son las declaraciones del portavoz de los vecinos y comerciante de la Marina, que ha explicado que se les comunicó que a finales de julio empezarían las pruebas del tanque de tormentas, pero ha llegado agosto y no se ha hecho nada. Evidentemente ha entrado agua en algunos locales de la Marina. Quizás los políticos no asumen la imagen que da Ibiza con estos desperfectos cuando llueve más de la cuenta. Y mucho más preocupante es que se cobre una ecotasa y los turistas hayan visto con sus propios ojos imágenes tercermundistas por falta de previsión.