La propuesta de Unidas Podemos para formalizar un Gobierno de coalición con el PSOE ha recibido una nueva negativa por parte de los socialistas, los cuales consideran insalvables la estructura del Ejecutivo que propone la formación que lidera Pablo Iglesias –una vicepresidencia y tres ministerios, los mismos que ya rechazó Pedro Sánchez– y otras cuestiones esenciales del Estado, como el proceso independentista de Catalunya. La comisión negociadora, por tanto, no se ha movido ni un ápice respecto a las posiciones iniciales, aunque ambos partidos siguen manteniendo abierta la comunicación bilateral.
Negociación encallada.
La última propuesta de Unidas Podemos confirma el escastillamiento de las posiciones, toda vez que es una réplica idéntica a las ya vetadas desde las filas socialistas y en especial por el propio presidente Sánchez. La desconfianza mutua no cede mientras se siguen consumiendo los plazos que pueden desembocar en una nueva convocatoria electoral, el único escenario en el que hay una coincidencia absoluta sobre su inconveniencia. Frente a este escenario resulta complicado para los ciudadanos adivinar los objetivos que persiguen PSOE y Unidas Podemos, cuyos dirigentes sólo dan la impresión de querer defender sus propios intereses.
Hasta el último minuto.
El hecho de que todavía se mantenga abierta la mesa de negociación entre el PSOE y Unidas Podemos permite suponer que las posibilidades de entendimiento existen, que los desencuentros forman parte de una estrategia que justifique el desenlace final para ambas partes. De lo que no cabe duda es que, con todos estos precedentes, un eventual acuerdo con el grupo de Unidas Podemos y el PSOE nace herido de muerte y aumenta las opciones de una nueva convocatoria de elecciones generales, toda vez que la colaboración de la derecha –PP y Ciudadanos– para facilitar un Gobierno socialista también ha quedado descartada.
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