Balears lidera, y con diferencia, el incremento de la población en el conjunto de las comunidades autónomas durante los últimos treinta años. Hasta casi el 70 % ha crecido el censo de residentes, según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), una evolución que se explica en la evolución positiva de la economía de las Islas pero que plantea un debate recurrente en los últimos años; la necesidad de fijar un techo poblacional. Las advertencias de los expertos son cada vez más directas mientras sigue sin vislumbrarse un consenso político y social sobre este crucial problema, clave para el futuro de nuestra sociedad.
Un dilema.
La evolución demográfica tiene un impacto estadístico innegable, Balears ha dejado de estar en la cabeza de las comunidades más ricas de España debido, precisamente, a que a pesar de su enorme potencial económico, su Producto Interior Bruto debe ser repartido entre más residentes. Sin embargo, el problema de fondo estriba en determinar si las Islas tienen capacidad suficiente para seguir incrementando la cifra de habitantes y con qué coste medioambiental. Las propuestas más concretas apuntan a la necesidad de calmar la actividad económica, en especial la turística, con medidas encaminadas a reducir su oferta. Por el contrario, tampoco faltan las voces de quienes alertan sobre las consecuencias sociales que tendría el freno económico.
Abordar el problema.
Con la certeza de que no hay varitas mágicas, lo cierto es que resulta imprescindible que la sociedad balear en su conjunto asuma una realidad y sus consecuencias. Ésta no es una cuestión que se pueda analizar de manera parcial o, como sucede en ocasiones, de manera interesada. Son muchos los factores que deben tenerse en cuenta, pero no cabe duda de que Balears está abocada a tomar decisiones valientes y pronto.