La promoción del uso social del catalán es solo la excusa perfecta para tomar el control de los medios de comunicación, pues eso es realmente lo que persigue el Ejecutivo de Francina Armengol, a través de la Conselleria de Cultura, Participació i Esports que paradójicamente –y para mayor vergüenza– comanda una ibicenca a quien se presumía cierto aprecio por la lengua propia: Fanny Tur.
Un pretexto
Ya resultaba escandaloso que el Govern solo nutriese con fondos públicos a los medios de comunicación escritos en catalán, excluyendo a los audiovisuales. Tal circunstancia demostraba que las subvenciones perseguían asegurar la viabilidad y buen rendimiento de algunos medios particularmente afines al Govern y a los partidos que lo integran o le dan apoyo político, que de otro modo eran totalmente inviables.
El catalán, como ahora se confirma, es solo un pretexto. El Ejecutivo solo subvenciona a los medios que le son afines o que serán previsiblemente más dóciles. Dado que eso no sucede con la TEF, por más que la práctica totalidad de su producción propia -esto es propia, no usando productoras interpuestas donde está contratada la inmensa mayoría de la plantilla del canal- es en ibicenco (el catalán propio de Ibiza), se plantearon condiciones que se sabía de muy difícil -si no imposible- cumplimiento para una televisión local como la TEF.
Exigir a una televisión humilde y de medios muy limitados que tenga una programación en catalán del 80% es llanamente una barbaridad y algo que no está a su alcance cuando se emite 24 horas al día. Esos contenidos habría que comprarlos y a ver con qué recursos y para beneficiar a qué empresas foráneas.
Un mazazo y un desprecio
Dejar fuera a la TEF de la línea de ayudas significa perjudicar al conjunto de las Pitiusas. Significa despreciar a los profesionales audiovisuales que constituyen básicamente una de las pocas industrias no turísticas de Ibiza y Formentera. Significa, como muy bien destacó la directora de la TEF, Sonia Escribano, que 24 años de información en ibicenco no valen nada para el Govern. Se trata de un mazazo que va mucho más allá de lo económico.
Es un desprecio absoluto por la historia, la cultura y la lengua de las Pitiusas; por los profesionales de la industria audiovisual de las Pitiusas; y por el periodismo libre, independiente y de proximidad que representan la TEF y el Grupo Prensa Pitiusa, editor de Periódico de Ibiza y Formentera. Y todo ello procedente de la izquierda teóricamente más comprometida con el patrimonio cultural y con la lengua propia. Ahora se ve que es pura impostura.