El desastre ecológico que se está viviendo en el Parque Natural de ses Salines no parece un asunto que preocupe excesivamente al conseller de Medi Ambient, Vicenç Vidal, quien desde que saltaron las denuncias no ha considerado necesario reunirse con los vecinos afectados y realizar una breve visita a los terrenos contaminados.

Vidal, el conseller que al inicio de legislatura protagonizó el lamentable episodio de la matanza de cabras de es Vedrá, es un ecologista selectivo. Le preocupa todo aquello que le puede dar réditos electorales, pero huye como de la peste de los asuntos que le puedan perjudicar. Y si son en Ibiza, aún más.

Hoy tiene una oportunidad

Vicenç Vidal formará parte este viernes de la amplia expedición de miembros del Govern que viajará a Formentera para la reunión extraordinaria del gabinete autonómico. Por su proximidad, Vidal tiene una magnífica opción cuando se baje del avión para pasearse unos minutos por Ses Salines, hablar con los agricultores, con los vecinos, y le explicarán los graves problemas que están sufriendo por culpa de unas tuberías municipales, sin duda, pero un conseller de Medio Ambiente tiene la obligación de preocuparse por aquellos desastres ecológicos que se produzcan en Balears, sean o no de su competencia, y también los que se registran lejos de Mallorca. Máxime si afectan a un Parque Natural, espacio que legalmente goza del mayor nivel de protección medioambiental.

En otro escenario

Hubiese sido interesante ver qué hubiese dicho el partido del conseller Vidal, Més per Mallorca, si este episodio de Ses Salines se hubiera producido la pasada legislatura durante la gestión de Biel Company. O incluso los ecologistas, que se han mostrado más que tibios ante un asunto de gran calado medioambiental. De nuevo habrá que pensar que los ecologistas, en ocasiones, actúan y ejercen su función crítica con la vista puesta en el partido que gobierna.

Y en esta ocasión ha faltado comunicación, y sobre todo cercanía con los afectados, quienes tampoco han recibido la visita de la presidenta Armengol, ni de las conselleras ibicencas Pilar Costa o Fanny Tur. Todavía están a tiempo de visitar ses Salines, hoy mismo, y comprobar in situ un desastre ecológico que nunca se tendría que haber producido.