El Ayuntamiento de Sant Josep convocó ayer una subasta a mano alzada para adjudicar los lotes para la gestión de las playas del municipio. El mejor postor se quedaba con los lotes que se subastaron, donde todo el protagonismo se lo llevó un empresario canario que ha sido procesado por narcotráfico. Dicho empresario, cuyo pasado turbio descubrió ayer este periódico en exclusiva, reventó las pujas y provocó la indignación entre muchas de las familias que durante años han gestionado las playas del municipio ‘josepí'. Al final, el Ayuntamiento de Sant Josep recaudará algo más de nueve millones entre esta temporada y la que viene, pero el futuro de empresarios y trabajadores de Eivissa, que llevan años luchando en el sector, queda truncada por una subasta a mano alzada que disparó los precios hasta el absurdo.

El sistema. Es muy discutible que el Ayuntamiento de Sant Josep eligiese el sistema de mano alzada, sin límite de precios, para adjudicar los lotes de las playas. Este sistema ha provocado situaciones poco deseables, que empresarios de dudoso pasado gestionen las playas del municipio. Lo ocurrido ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento de Sant Josep puede ser pan para hoy y hambre para mañana porque es sospechoso, muy sospechoso, que un empresario que creó una sociedad hace algo más de un mes puje por unos lotes que imposibilita que el negocio pueda ser rentable.

Replantear la situación. Quizás el Ayuntamiento de Sant Josep, que tanto celo anunciaba hace meses con la instalación de las hamacas, debería replantearse el desastre que se produjo ayer en la adjudicación de los lotes. Porque lo dramático es que hay muchas familias cuyo futuro está en el aire. Y lo más dramático aún es que estos negocios puedan estar en manos de empresarios cuya trayectoria está repleta de dudas, y que están pendientes de una sentencia por un presunto delito de narcotráfico. El gobierno municipal de Sant Josep debería analizar hoy mismo lo ocurrido ayer en el salón de plenos. Porque estamos seguros de que muchos empresarios ibicencos tardarán mucho tiempo en olvidar el despropósito vivido en Sant Josep.