Demasiado tiempo. Han pasado muchos años desde que la empresa Aqualia terminase las obras de la desaladora de Santa Eulària, pero un incremento del precio final impidió recepcionar la infraestructura para evitar, precisamente, que dicho desfase económico repercutiese en el recibo del agua de los vecinos del municipio. Sin embargo, mientras una desaladora estaba parada, Santa Eulària padecía, sobre todo en verano, problemas de suministro. Con este desbloqueo, la obra puede ser asumida por la administración y hacerla funcionar, pero harán falta meses para ese objetivo.
Demagogia. Ahora que el Consejo de Estado ha desbloqueado la situación de la desaladora no conviene olvidar las declaraciones que hizo la exdiputada socialista Sofía Hernanz, quien vaticinó hace exactamente un mes que el Gobierno volvía a retrasar la solución para esta instalación. Con la mente puesta en las elecciones del 20-D, Hernanz acusaba del retraso a Enrique Fajarnés y Pepe Sala de interferir en ese retraso. El tiempo ha demostrado que las palabras de la exdiputada y candidata no tenían fundamento. Porque gracias a las gestiones de Vicent Marí, de Cava de Llano e, incluso, de Enrique Fajarnés, la desaladora de Santa Eulària estará en funcionamiento. Eso es lo importante. Lo demás es política barata que no suele resultar útil para los ciudadanos.
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