Piratería. El pasado sábado se produjo otro desagradable episodio para acabar con el intrusismo en el sector del taxi. Paradójicamente, los taxistas legales, los que tienen licencia y pagan impuestos, tienen que poner orden. Y ése no es su trabajo. Hay escaso control o pocos medios para acabar con la piratería. Todo el mundo sabe cómo actúan los ‘piratas', dónde se instalan, a qué horas, quienes son, pero nadie hace nada. Los taxistas tienen que ejercer unas competencias que no les corresponden y los ‘piratas' saben que desde las administraciones no se está actuando de forma efectiva. Por eso campan a sus anchas.
Medidas coercitivas. Es cierto que existen dificultades para actuar contra los piratas del taxi, pero de la misma forma que nadie puede instalar una mesa en una plaza y comenzar a vender productos, ¿no sería lógico actuar con mayor contundencia con unos sujetos que lo único que hacen es desprestigiar el transporte público en Eivissa? ¿No sería mucho más eficiente situar agentes policiales en las puertas del aeropuerto o en las salidas de las discotecas para evitar la presencia de taxistas ilegales? Es cierto que el problema no es de esta legislatura, pero en estos meses de gobierno se ha visto una actitud poco contundente contra el intrusismo en el sector del taxi. Ayer se constituyó la comisión, y es una buena noticia, pero en estos meses de verano se han visto imágenes lamentables para una isla como Eivissa que quiere seguir en el primer puesto del ranking turístico mundial. Si no se actúa rápido y con contundencia, la imagen de la isla quedará muy desprestigiada. Para ello, todas las instituciones deben empujar y actuar. Y rápido.
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