Vista de la ciudad de Ibiza. | Archivo

En una isla en la que absolutamente todo está en venta, quedan ya muy pocas personas con una pizca de dignidad. Vemos casi diariamente como personas con trabajo no pueden acceder a una vivienda digna y en la isla del lujo y la ostentación, nos permitimos la vergüenza de tener a trabajadores sociales, enfermeras o Guardias Civiles, viviendo en coches o auto caravanas. La poca ética y el comportamiento mezquino y avaro de quienes pretenden lucrarse a costa de los ciudadanos que vivimos aquí todo el año, no tiene límites. Y el último ejemplo me ha tocado vivirlo a mí en mis propias carnes. Soy un chico joven que, con mucho esfuerzo y ayuda de mi familia, después de sacarme mi carrera y empezar a trabajar, di el paso de comprarme mi primera casa. El 22 de agosto del 2022 firmé un contrato de reserva por valor de 10.000€ +IVA. La que iba a ser mi primera vivienda tenía 60m2 y la vendían por 399.300€. Una barbaridad, que implicaba que me tuviese que hipotecar para toda mi vida pero tal y como están las cosas en Ibiza, casi que tenía que dar las gracias. Pues bien, los señores de la empresa IKENOVA 27 S.L., después de dos años jugando con mi dinero y el de 8 propietarios más, han debido de pensar que no ganan lo suficiente y han cambiado las reglas del juego en medio de la partida. Nos devuelven nuestro dinero y ya no nos venden la casa. Seguramente porque ahora las pondrán a la venta por el doble. Están en su derecho. Legalmente pueden hacerlo. Y así nos va en Ibiza, la isla donde las personas que vienen de fuera se llenan los bolsillos a costa de los ibicencos y de los ciudadanos de estas islas. Y mientras todos estos atropellos se permitan y salgan gratis a todos estos sinvergüenzas, en Ibiza nos seguirán pasando cosas tan injustas como ésta. Como lo único que nos queda es el derecho a la pataleta, es lo que voy a hacer yo. Gritar alto y claro los nombres de las malas personas que nos han robado los sueños y la esperanza de poder acceder a una vivienda digna: Luigi Mazzali y Cristobal Thomas de Carranza. Ustedes lo han hecho porque pueden. Y yo ahora les pongo la cara colorada porque es mi obligación y mi deber. Porque no todo vale y porque espero que si les queda un mínimo de dignidad y de ética profesional, reflexionen y den marcha atrás con el atropello que han cometido con nosotros.