Que equivocados estábamos en septiembre cuando creíamos que el kit de supervivencia en colegios e institutos eran las mascarillas y geles desinfectantes. Espero que SS.MM los Reyes Magos de Oriente hayan venido cargaditos de guantes, bufandas, gorros, camisetas térmicas y mantas, muchas mantas, porque pasar seis horas en un colegio o instituto se ha convertido en todo un deporte de riesgo. Seis horas en espacios muy seguros, como dice el gobierno. Aulas ventiladas, distancia mínima de seguridad y el mínimo contacto entre los alumnos, que han dejado de compartir hasta su material escolar, pero seis horas en las que nuestros alumnos desean salir al patio no para jugar, sino para disfrutar de las agradables temperaturas del exterior.
Aunque con tantas medidas de seguridad quizás se les ha olvidado que el R.D establece que la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17º y 27º C, por lo que la práctica totalidad de las actividades que se realizan en los centros de enseñanza están incluidas en este apartado. Legalidad muy lejana a la situación actual de nuestros centros educativos.
Porque sí, los centros educativos son espacios seguros, donde nuestros niños, jóvenes y profesores están a salvo de la pandemia, aunque quizás en aulas a 10º C de lo que no vamos a estar a salvo es de las pulmonías, neumonías, gripes y constipados.
Y como siempre, soluciones por parte del gobierno que llegan a medio gas. Los centros están empezando a recibir los medidores de C02, así que algunas de las aulas –que no todas y ni siquiera la mitad – ya podrán permitirse el lujo de cerrar en algún momento del día las ventanas y quizás, con mucha suerte, encender la calefacción, que hasta el momento, por razones obvias, no se había utilizado.
Así que mi más sincera enhorabuena y todo el ánimo a niños, niñas, adolescentes, profesores y demás trabajadores de centros educativos que no disfrutarán de las altas calefacciones y comodidades como el resto de trabajadores de oficinas pero que desarrollarán nuevas capacidades como escribir con guantes, envolverse con mantas y poder seguir realizando actividades lectivas con toda normalidad, y sobre todo, pasar seis horas con una mascarilla hablando y que las gafas no se empañen para poder seguir atendiendo al alumnado. Con la positividad por bandera no olvidéis que ¡lo que no mata, engorda!
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