Señor director: soy Marieta Fernández, mamá de un niño de 13 años con discapacidad y representante de Amadiba Ibiza. Me gustaría aclarar las dudas manifestadas en una carta publicada en su periódico el pasado martes 19 sobre la reforma del edificio de ses Escoles Velles en el municipio de Sant Josep.

En primer lugar quiero manifestar en nombre de las familias que por fin tenemos una respuesta escolar en Ibiza acorde con la discapacidad y necesidades de apoyo de nuestros hijos; nuestra alegría por haber conseguido crear un colegio de educación especial en la isla, una reivindicación que viene de largo. Porque aunque quisiéramos que nuestros hijos siguieran en el circuito escolar ordinario, lamentablemente no siempre es posible. Por ello apoyamos a aquellas familias cuyos hijos pueden continuar en un sistema ordinario y beneficiarse de él, nuestros hijos no. Nuestro centro es una pieza más del sistema escolar, que lo complementa, nunca lo sustituye.

En segundo lugar, quiero aclarar que efectivamente los padres de Amadiba hemos llevado a cabo una reforma completa en el interior del centro: hemos creado 5 aulas, un comedor, una cocina, baños adaptados, acceso adaptado...esta reforma gracias al esfuerzo de las familias que configuramos Amadiba a través de un crédito a largo plazo, ha significado reconvertir un edificio. En su interior no estaba preparado para crear un colegio actual, moderno y cálido, como nuestros hijos se merecen.

El Ayuntamiento de Sant Josep nos ha cedido las instalaciones de la planta baja del edificio y los padres hemos hecho el resto, por dentro, efectivamente. Por fuera es un edificio singular y con el encanto de los años vividos, a las familias nos parece antiguo, pero digno. Nos gustaría pensar que en otros tiempos este centro sirvió para acoger a otros niños. Ahora le toca acoger a los nuestros, con calidad y dignidad. ¿Ruinas? A nosotros no nos lo parece...pero desde aquí invitamos a quien quiera compartir con nosotros unos minutos y ver la reforma que hemos hecho y, sobre todo, compartir la alegría de nuestros hijos en este «edificio tan vivido»

MARIETA FERNÁNDEZ