En el año 2000, el equipo del cirujano Pablo Ramírez realizó una operación en un mono babuino, traído desde Kenia, al que le implantaron un hígado de cerdo modificado genéticamente en Murcia. En ese momento, la intervención pasó casi desapercibida. El primate sobrevivió ocho días con el órgano porcino, lo que llevó a los investigadores a proponer este tipo de trasplante como una opción temporal para casos extremos, en los que un paciente requiere un trasplante urgente de hígado pero no hay órganos humanos disponibles.
Más de 25 años después, cirujanos del hospital militar Xijing, en la ciudad china de Xian, anunciaron el miércoles el «éxito» de la primera cirugía en la que se trasplantó un hígado de cerdo transgénico a un ser humano. «Es el momento de dar el paso a la clínica», dijo Ramírez.
El receptor fue un hombre de 50 años que había quedado en muerte cerebral el 7 de marzo de 2024 en un hospital chino. Sus familiares decidieron que su cuerpo inerte pudiera ser utilizado para avanzar en la ciencia. Tres días después, el cirujano Lin Wang lideró el equipo que conectó el hígado porcino al paciente, en una intervención histórica.
El doctor Wang expresó que el órgano funcionó muy bien en el cuerpo humano durante la conferencia de prensa virtual. Aunque los familiares solicitaron finalizar el experimento a los 10 días, los investigadores consideran que ese período fue suficiente para confirmar que este tipo de trasplante podría ser una «terapia puente ideal» para pacientes con fallos hepáticos fulminantes.
Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes de España, celebró el avance chino. «Es una prueba de que esta técnica podría tener éxito en un entorno clínico específico», afirmó. En 2024, España logró un récord de 1.350 trasplantes de hígado. Domínguez-Gil destacó que 65 de esos pacientes sufrían de un fallo hepático agudo, en lo que se conoce como «urgencia cero», un estado crítico donde un trasplante es necesario en las siguientes 48 horas para salvar la vida del paciente. En ocho casos, los pacientes no recibieron un hígado a tiempo. Estos fallos hepáticos fulminantes, a menudo causados por sobredosis accidentales de paracetamol o intoxicaciones por setas, podrían ser combatidos temporalmente con hígados de cerdo transgénicos, para ganar unos días hasta que llegue un trasplante humano.
Domínguez-Gil también destacó la crítica situación en países sin programas de trasplantes consolidados. «Los xenotrasplantes son necesarios en todos los países del mundo, aunque algunos los requieren más que otros», subrayó. Además, la directora señaló que en España los donantes son cada vez mayores y con más problemas de salud. Aproximadamente un tercio de las donaciones hepáticas en España no se pueden utilizar porque los órganos no están en buen estado, en su mayoría debido a la epidemia de hígado graso, vinculada a hábitos poco saludables.
El cirujano Pablo Ramírez solicitó el año pasado permiso para iniciar un ensayo clínico en Murcia, donde planea trasplantar hígados de cerdo modificados genéticamente en la Universidad Técnica de Múnich (Alemania) a pacientes con fallo hepático fulminante, cuando no haya hígado humano disponible.
Ramírez, jefe del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, que es el centro con más donantes de órganos en España, ha sido un pionero en este campo. Formado en la Universidad de Cambridge hace más de 30 años con el británico Roy Calne, quien fue pionero en el trasplante hepático en 1968, Ramírez considera que, aunque Calne dijo que el xenotrasplante es el futuro, los avances biotecnológicos actuales han modificado esa visión.
El primer trasplante de un hígado de cerdo a un ser humano fue realizado en 1992 a Susan Fowler, una mujer de 26 años con una enfermedad rara. Los médicos intentaron salvarla tras un fallo hepático fulminante, pero el organismo rechazó el órgano porcino y Fowler murió en 36 horas. Este experimento, realizado en el Centro Médico Cedars-Sinaí de Los Ángeles (EE. UU.), fue muy criticado por su falta de ética.
La situación ha cambiado drásticamente gracias a la técnica CRISPR, que permite modificar el ADN de manera eficiente, lo que ha posibilitado la creación de cerdos genéticamente modificados cuyos órganos son más compatibles con el ser humano y provocan menos rechazo. Sin embargo, los primeros intentos de xenotrasplantes aún estuvieron marcados por tragedias. David Bennett, el primer paciente en recibir un corazón de cerdo modificado, falleció el 8 de marzo de 2022, dos meses después del trasplante en el Centro Médico de la Universidad de Maryland, posiblemente debido a un virus porcino transmitido junto al corazón.
La directora de la Organización Nacional de Trasplantes en España no descarta un ensayo en Murcia. «Lo ideal sería que no dependiéramos de empresas, sino que en nuestro sistema público pudiéramos generar cerdos transgénicos para uso general», aseguró. Sin embargo, advirtió que en países como Estados Unidos, donde los ensayos clínicos de xenotrasplantes son muy costosos, este tipo de procedimientos podrían convertirse en un lujo inaccesible para la mayoría. Un trasplante de cerdo cuesta cerca de 1,5 millones de euros, mientras que un trasplante de hígado convencional en España cuesta unos 50.000 euros. «Si estos tratamientos llegan al mercado, podrían ser solo accesibles para unos pocos», concluyó Domínguez-Gil.
2 comentarios
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Se os olvida decir que el receptor es votante de Vox, de ahí la compatibilidad del órgano al ser el mismo mamífero.
Los de El Pozo van a dejar de hacer jamón malo a vender organos