El águila, que reposaba en una zona urbana, se abalanzó sobre el gato pero chocó con el cristal. Sus uñas arañaron con ganas el obstáculo invisible, tratando de ganarse su comida.
El vídeo, que se ha vuelto viral en redes sociales, es un gran exponente de la capacidad de razonamiento del ave rapaz. Una vez se da cuenta de que algo no va bien, observa con atención y va probando, con curiosidad, si sus garras son capaces de atravesar el cristal.
Una vez el gato escapa de su visión, el águila se cansa.
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