Colas para comprar Lotería en una administración de Loterías y Apuestas del Estado ubicada en el centro de Sevilla. | Europa Press - ROCÍO RUZ

Los españoles que ganan un premio de lotería lo dedican a 'tapar agujeros' y pagar deudas, a casarse y a comprar viviendas, según un estudio publicado este jueves por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

La investigación ha sido llevada a cabo por Julio López-Laborda, Jaime Vallés y Anabel Zárate, de la Universidad de Zaragoza; y analiza cómo ha afectado la obtención de premios procedentes del juego y la lotería en España al comportamiento de los ganadores y sus parejas.

El trabajo utiliza los microdatos que integran el Panel de Hogares que publica el Ministerio de Hacienda, para el período 2016-2021, y diferencia las respuestas de los ganadores en dos: los resultados obtenidos en el margen intensivo (en la decisión de trabajar más o menos) y en el margen extensivo (en la decisión de trabajar o no).

En relación con la respuesta de los premiados en su oferta de trabajo, los resultados obtenidos en el margen intensivo (en la decisión de trabajar más o menos) muestran que las rentas del trabajo salarial y empresarial del sujeto premiado se ven reducidas, tras la obtención de un premio, en un 1,66% y 0,77%, respectivamente, por cada 100.000 euro de premio.

Los autores del estudio aclaran que «esta respuesta solo es significativa si dicha renta constituye su principal fuente de renta, lo cual sugiere que el premio actúa como sustituto de la renta principal del sujeto premiado». Además, señalan esta relación de sustitución es mayor cuanto menor es el tamaño del premio y se concentra en las mujeres, no casadas y sin hijos.

En el caso de los asalariados, los investigadores apuntan que la respuesta también es significativa para las personas con ingresos bajos y de más edad. Por el contrario, en el caso de los autónomos, es significativa para la mitad con ingresos más elevados y entre los más jóvenes. En cambio, no parece que los premios hayan afectado significativamente a las rentas derivadas de las pensiones y las prestaciones por desempleo.

Las respuestas en el margen extensivo (en la decisión de trabajar o no) parecen evidenciar que los premios inducen a los asalariados a dejar de trabajar por cuenta ajena, si son mujeres, no tienen hijos, están más cerca de la edad de jubilación, tienen poca renta y el premio es pequeño.

No obstante, hay ciertos perfiles de premiados (hombres, con hijos, cercanos a la edad de jubilación y con renta elevada) que deciden emprender. Hemos comprobado también que el efecto total sobre la oferta laboral sería superior al que nosotros hemos estimado, puesto que también los cónyuges parecen reaccionar a la obtención del premio reduciendo su oferta laboral.

Por otra parte, el dinero del premio, que en un principio se ingresa en un depósito bancario normalmente ya existente, se emplea en los años posteriores para invertir en activos inmobiliarios y financieros (en especial, en vivienda habitual y fondos de inversión) y, en algunos casos, para cancelar deudas.

La inversión en activos financieros, según el estudio, es «bastante inmediata» y, excepto para los fondos de inversión, se agota los primeros años; mientras que la inversión en inmuebles requiere su tiempo y sigue presente cuatro años después del premio. La excepción es la vivienda habitual, que parece una inversión más urgente y se agota en los primeros años.

El premio parece animar a los agraciados a contraer matrimonio, pero no a poner fin al mismo, tener hijos o cambiar de municipio de residencia. «En definitiva, la evidencia para España sugiere que los premios obtenidos en el juego y la lotería se emplean para algo más que tapar agujeros (es decir, pagar deudas, en muchos casos vinculadas a la compra de la vivienda habitual de la familia), que es lo que contestan los premiados cuando se les pregunta sobre qué destino van a dar al premio que han obtenido», concluye.