La madrugada de este sábado al domingo, 31 de marzo, los relojes cambian la hora y a las 02:00 serán las 03:00, con lo que dará comenzará al horario de verano, que se extenderá hasta el último fin de semana de octubre, cuando el reloj vuelva al horario de invierno. En otras palabras, dormirás una hora menos, pero habrá una hora más de sol, por lo que anochecerá más tarde.
El cambio de hora, también conocido como cambio de huso horario o cambio de hora estacional, se lleva a cabo con el objetivo principal de supuestamente aprovechar mejor la luz natural durante las diferentes estaciones del año. Este ajuste en los relojes implica adelantar o retrasar una hora en determinadas épocas, generalmente en primavera y otoño.
Las razones detrás del cambio de hora son principalmente dos:
1. Aprovechamiento de la luz solar: Al adelantar una hora en primavera y verano, se busca alinear las actividades diurnas con el ciclo natural de luz y oscuridad. Esto permite que las personas dispongan de más horas de luz solar durante la tarde, lo que se traduce en un potencial ahorro energético al reducir la necesidad de utilizar iluminación artificial en hogares y negocios durante las horas de mayor actividad.
2. Economía de energía: Se argumenta que al optimizar el uso de la luz natural, se puede reducir el consumo de energía eléctrica destinada a la iluminación, lo que a su vez puede generar beneficios económicos y ambientales al disminuir la demanda de energía en horas pico.
Sin embargo, es importante señalar que el cambio de hora no está exento de críticas y controversias. Algunos estudios sugieren que los beneficios en términos de ahorro energético pueden ser mínimos o incluso nulos. Además, el cambio brusco en el horario puede afectar el ritmo circadiano de las personas, causando trastornos del sueño y otros problemas de salud.
La peculiaridad de España
En el conjunto de la Unión Europea España es el único país que utiliza un huso horario diferente al que le correspondería geográficamente. Cabe recordar que esta particularidad se debe a una decisión histórica y política tomada durante la dictadura de Francisco Franco en la década de 1940.
En 1942, España adoptó el huso horario de Europa Central (CET, por sus siglas en inglés), que corresponde a UTC+1, alineándose con países como Francia, Alemania y los Países Bajos. Sin embargo, geográficamente, España se encuentra en una posición que le permitiría utilizar el huso horario de Europa Occidental (GMT, por sus siglas en inglés), que corresponde a UTC+0.
Esta decisión de utilizar el huso horario de Europa Central fue influenciada en gran medida por consideraciones políticas y estratégicas en lugar de razones puramente geográficas o económicas. Se argumentaba que la alineación del horario español con el de los países europeos más cercanos fortalecería los lazos políticos y económicos con Europa, especialmente durante el régimen franquista, que buscaba integrarse en la esfera occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque España se encuentra en el mismo huso horario que países más al este, como Polonia o Hungría, esta discrepancia ha generado algunas críticas y debate en España, especialmente en cuanto a sus efectos en la vida cotidiana de las personas, en los ritmos biológicos y en la eficiencia económica. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha tomado ninguna medida significativa para cambiar el huso horario en el país, si bien es un debate que surge cada vez que se va a cambiar la hora.
El debate
En España, la Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, de 1 de marzo. El 15 de marzo de 2022 el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó una orden ministerial que recordaba que el Consejo de Ministros del 7 de septiembre de 2018 se creó una Comisión de 14 personas expertas para el estudio de la reforma de la hora oficial, encargada de la elaboración de un informe de evaluación de las disposiciones reguladoras del cambio horario, así como sobre la conveniencia de mantener en el país la hora de Europa central.
Dicha comisión emitió un informe el 20 de marzo de 2019 que concluía que no era aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no existiese un consenso compartido y una difusión práctica a los ciudadanos de los riesgos y oportunidades que comporta.
Además, el informe señalaba que el análisis de los husos horarios deberá venir siempre vinculado al de los usos del tiempo al objeto de clarificar conceptos y procurar pautas de comportamiento que procuren determinados modelos compartidos como el de la corresponsabilidad y no llegaba a ninguna "resolución concluyente", habida cuenta de la "gran cantidad de repercusiones de impacto" que tiene esta medida en campos como el económico o el cultural.
De momento, de acuerdo con esa orden ministerial, el cambio de hora seguirá produciéndose al menos hasta 2026, cada última madrugada del sábado-domingo de octubre, para iniciar el horario de invierno, y cada madrugada del último sábado-domingo de marzo, cuando se pasará al horario de verano. Así, los cambios se producirán el 27 de octubre de 2024, el 30 de marzo y el 26 de octubre de 2025 y el 29 de marzo y el 25 de octubre de 2026.
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