Golpe de calor: cómo actuar si una persona sufre uno

1. Identificar los síntomas

La identificación temprana de los síntomas es crucial para prevenir un daño mayor. Entre los síntomas de un golpe de calor, se incluyen la fiebre alta (temperatura corporal de 40°C o superior), piel roja, caliente y seca, pulso rápido y fuerte, dolor de cabeza punzante, mareos, náuseas, confusión y pérdida de conciencia. Si observas estos signos, es importante actuar de inmediato.

2. Primeros auxilios

La primera regla de oro en estas situaciones es llamar a los servicios de emergencia. Mientras esperas a que lleguen, hay varias medidas que puedes tomar para ayudar a la persona afectada:

Intenta llevar a la persona a un lugar fresco y sombreado. Trata de enfriar a la persona aplicando toallas frías o hielo en la axilas, ingles, cuello y espalda, donde grandes vasos sanguíneos pueden ayudar a disipar el calor más rápidamente. Si la persona está consciente, dale a beber agua fría o bebidas isotónicas para ayudar a rehidratar. No le des medicamentos para bajar la fiebre, como aspirina o paracetamol. Estos pueden ser peligrosos en esta situación.

3. Prevención es la mejor estrategia

Sin embargo, lo más efectivo es siempre intentar prevenirlo. Esto incluye mantenerse hidratado, usar ropa ligera y de colores claros en días de mucho calor, evitar la exposición directa al sol durante las horas pico de calor y nunca dejar a niños, mayores o mascotas en coches cerrados.

El golpe de calor es una condición grave que puede provocar daños cerebrales, insuficiencia de órganos o incluso la muerte. Saber cómo identificar y responder a ello puede marcar la diferencia en un caso de emergencia. Recuerda: el conocimiento es poder, especialmente cuando se trata de nuestra salud y seguridad.