Primero, es importante entender qué hace que el aceite de moringa sea tan singular. Este óleo es rico en antioxidantes y ácidos grasos, incluyendo el omega 3, que juegan un papel vital en la hidratación de la piel. Además ayudan a combatir los radicales libres, que son moléculas dañinas que causan envejecimiento prematuro y daño celular. Por si esto fuera poco también son muy buenos para la hidratación de la piel y fortalecer su barrera natural.
El aceite de moringa es también conocido por su capacidad para mejorar la salud general de la piel. Tiene propiedades antiinflamatorias, que pueden ayudar a calmarla cuando está irritada y a reducir el enrojecimiento. También ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del acné gracias a su poder antiséptico y antimicrobiano, ayudando a eliminar las bacterias que lo provocan y a prevenir futuros brotes.
Pero eso no es todo, ya que también es beneficioso para las personas con piel seca o madura. Su alto contenido en vitamina E, un potente antioxidante, ayuda a combatir los signos del envejecimiento y a mantener la piel tersa y elástica. Y para las pieles secas, proporciona una hidratación intensa sin dejar una sensación grasosa, gracias a su rápida absorción.
¿Cómo se utiliza?
Se puede aplicar directamente sobre la piel limpia y seca, antes de la crema hidratante habitual. Unas pocas gotas son suficientes para cubrir el rostro y el cuello, masajeándolo suavemente hasta que se absorba. También puede mezclarse con otros productos para el cuidado de la piel, como las cremas hidratantes o los sérums.
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