El fruto de la bardana común ('Xanthium strumarium'), que crece en todo el mundo y a menudo se considera una mala hierba nociva, tiene componentes antioxidantes y antiinflamatorios que podrían hacerla útil como protector de la piel, según una nueva investigación presentada Discover BMB, la reunión anual de la Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular.
Los investigadores descubrieron que los compuestos de los frutos puntiagudos de esta especie reducían los daños causados por la exposición a los rayos UVB y aceleraban la cicatrización de heridas en pruebas de laboratorio con células y tejidos. Los extractos de la planta también parecen influir en la producción de colágeno, una proteína que da elasticidad a la piel y previene las arrugas.
«Descubrimos que el fruto de la bardana tiene potencial para proteger la piel y ayudar a aumentar la producción de colágeno --afirma Eunsu Song, doctorando de la Universidad Myongji de Corea del Sur, que realizó la investigación con la profesora Jinah Hwang--. En este sentido, podría ser un ingrediente atractivo para cremas u otras formas cosméticas. Probablemente mostrará un efecto sinérgico si se mezcla con otros compuestos eficaces contra el envejecimiento, como el ácido hialurónico o el retinoico».
La bardana es una planta originaria del sur de Europa, Asia Central y China que se ha extendido por todo el mundo y suele encontrarse en zonas húmedas o arenosas, como cunetas y riberas. Sus característicos frutos, cubiertos de cáscaras rígidas y rebabas, se han utilizado durante siglos en la medicina tradicional para el dolor de cabeza, la congestión nasal, los trastornos de la pigmentación de la piel, las enfermedades relacionadas con la tuberculosis y la artritis reumatoide. En los últimos años, los científicos han estudiado su posible uso en tratamientos contra la artritis reumatoide y el cáncer.
El nuevo estudio es el primero que examina las propiedades de esta fruta como cicatrizante y protector de la piel. Los investigadores estudiaron primero las propiedades moleculares de los extractos del fruto de la cucurbitácea y aislaron determinados compuestos que podrían contribuir a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
A continuación utilizaron cultivos celulares y un modelo de tejido en 3D con propiedades similares a las de la piel humana para estudiar cómo afectan estos compuestos a la producción de colágeno, la cicatrización de heridas y los daños causados por la radiación UVB.
Los resultados mostraron que los extractos del fruto de la cucurbitácea favorecían la producción de colágeno, aceleraban la cicatrización de las heridas y ejercían un efecto protector contra la radiación UVB. Al comparar la bioactividad de los frutos de bardana cultivados en distintos lugares, los investigadores descubrieron que los cultivados en Corea del Sur tenían propiedades antioxidantes y antiinflamatorias ligeramente superiores y mayor actividad cicatrizante que los cultivados en China.
Los investigadores advirtieron que altas dosis de extracto de fruto pueden ser perjudiciales y que es necesario seguir investigando para determinar cómo utilizarlo con seguridad en aplicaciones cosméticas o farmacéuticas.
«En sus abrojos, el fruto de la cucurbitácea también contiene un componente tóxico, el carboxiatraquilósido, que puede dañar el hígado -- explica Song--. La caducifolia mostró un potencial como agente cosmético al aumentar la síntesis de colágeno; sin embargo, mostró resultados negativos con concentraciones más altas. Por tanto, encontrar la concentración adecuada parece muy importante y sería clave para comercializar extractos de frutos de cadillo en cosmética».
De cara al futuro, los investigadores planean seguir estudiando los mecanismos biológicos implicados y realizar experimentos en animales alternativos para explorar formas de adaptar con seguridad los extractos del fruto de la cucurbitácea para su uso en productos cosméticos.
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