En otro, entre los mensajes de ánimo de sus seguidores y preguntas sobre cómo se encontraba, Montero se ha limitado a señalar: «Destruida». La imagen y estas palabras llegan solo unos días después de que, con una actitud mucho más risueña y vitalista, anunciara en esta misma red social su retorno a la música con el quinto disco en solitario de su carrera y el primero en cuatro años. No es la primera vez que cunde la voz de alarma en torno a la salud de Amaia Montero por sus publicaciones. Ya en 2020, por ejemplo, se despidió aparentemente de la actividad pública con un igualmente inquietante y escueto «hasta pronto».
Su club de fans apuntó entonces a que el detonante concreto de esa reacción fue el comentario de un supuesto seguidor al que ella no reaccionó bien, lo que a su vez suscitó el escarnio por parte de otros internautas contra la cantante. Asimismo, en septiembre de 2018 se hicieron muy populares unos mensajes en Twitter en los que parecía sugerir su retirada de la música: «The game is over» («el juego se ha acabado», en castellano) y «Empezando a despedirme y empezando por el principio». Esta plataforma también fue la elegida para despacharse contra Malú tras una entrevista en la que la aludía al hablar de los imperativos físicos que sufren las cantantes. «Me ha llamado gorda y punto», resumía molesta la guipuzcoana.
Entre esas controversias está asimismo la abierta cuando criticó que su sucesora en La Oreja de Van Gogh, Leire Martínez, firmara a los seguidores discos de la etapa en la que era ella la vocalista del grupo. Tras alcanzar la fama como la vocalista y coescritora de los éxitos de este grupo, el de mayor éxito en España en este siglo, Montero (Irún, 1976) inició su carrera en solitario con un disco homónimo lanzado en 2008, al que siguieron «Amaia Montero 2» (2011), «Si Dios quiere yo también» (2014) y «Nacidos para creer» (2018).
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