El pasado 4 de agosto la revista científica The New England Journal of Medicine publicó un estudio liderado por científicos de varias instituciones chinas que describía la infección de al menos 35 personas por un nuevo tipo de Henipavirus. Medios de comunicación de China y del resto del mundo se hicieron eco unos pocos días después. «La muestra -35 pacientes- es muy pequeña, por eso hay que ser cautelosos con las conclusiones. No obstante, es probable que hayan existido y existan hoy más infectados», afirma Rivas. Los contagios se produjeron en dos provincias, Henan y Shandong, y los científicos dicen que Langya (LayV), como se ha denominado al virus, ha infectado a 35 personas desde 2018. Ninguno de los casos se ha descrito como grave y ninguno parece estar relacionado, así que, a día de hoy, parece descartada su propagación de humano a humano. El equipo de investigación lo identificó mientras realizaba una vigilancia de pacientes que estuvieron en tres hospitales entre abril de 2018 y agosto de 2021; fueron reclutados para el estudio aquellos que presentaron fiebre, recoge la revista Nature en su sección de noticias.
Se trata de un género de virus de ARN ya conocido. Los Henipavirus pertenecen a la familia de virus Paramyxoviridae, que incluye el del sarampión, las paperas y muchos virus respiratorios que infectan a las personas. Los primeros Henipavirus que se descubrieron son Hendra (1994, en Australia) y Nipah (1999, en Malasia). Estos, explica Rivas, presentan altas tasas de mortalidad en humanos, «por eso cada vez que se descubre uno nuevo hay que estar vigilantes, por estos antecedentes». En el Hendra la mayoría de infecciones vienen del contacto con caballos, que actúan como hospedador final del virus, que a su vez se ha contagiado por pastos o frutas contaminadas por murciélagos. En el Nipah, que se transmite a humanos fundamentalmente a partir de murciélagos y cerdos -infectados por murciélagos- y del que sí se han descrito casos de infección entre humanos, la tasa de letalidad ha llegado al 75 % en algunos brotes.
Para determinar el posible origen animal, los investigadores analizaron cabras, perros, cerdos y vacas, y 25 especies de pequeños animales salvajes. El ARN del virus fue detectado, relata el investigador español, predominantemente en musarañas (27%). Esto sugiere que estos mamíferos insectívoros pueden ser el reservorio natural, al contrario que en el resto de Henipavirus. «Ahora sabemos que hay un nuevo protagonista en el tablero de juego y lo podemos buscar», gracias a que su genoma está secuenciado y publicado.
Rivas detalla que los Henipavirus, «y es posible que también este nuevo», se transmiten principalmente por fluidos contaminados -saliva, sangre, orina y también heces-. Los síntomas que provoca LayV son variados e incluyen fiebre, cansancio, nauseas, vómitos, dolor de cabeza, tos o deterioro de la función hepática y renal. No hay tratamientos específicos contra este tipo de virus de origen zoonótico. Para el Hendra hay una vacuna para caballos y contra el Nipah se están desarrollando un par de vacunas humanas, además de un tratamiento con anticuerpos monoclonales, todo esto aún en fase de experimentación.
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