Los emoticonos y emojis (y sus evoluciones: bitmojis, memojis, animojis) forman parte ya de la comunicación diaria y conquistan día a día nuevos espacios más allá de las conversaciones privadas en chats y aplicaciones de mensajería en los que comenzó su uso.
La Fundéu BBVA ha cedido a los emoticonos y emojis la distinción de palabra del año por su «innegable» impacto en la vida cotidiana, sus «interesantes» relaciones con el resto de los elementos que conforman la comunicación (palabras, frases, signos de puntuación) y las perspectivas que se abren de cara al futuro.
Asimismo, ha destacado que la aparición en los años 90 de los emoticonos (pequeños dibujos creados con signos ortográficos) y su evolución durante el siglo XXI hacia los emojis (pequeñas figuras dibujadas con valor simbólico).
«No se trata de que los emoticonos y los emojis vengan a robarnos palabras o a pervertir nuestra lengua, que ha mostrado durante siglos su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos y a las tecnologías de cada época. Ni de que acabemos expresándonos solo con este tipo de elementos. Creemos más bien que constituyen un elemento más que contribuye a lograr el fin último de las lenguas: la comunicación entre las personas», ha señalado el coordinador general de la Fundéu BBVA, Javier Lascuráin.
Para la fundación, los emoticonos aportan «agilidad y concisión», en un mundo «marcado por la velocidad», permitiendo añadir matices gestuales y de intención «que de otro modo se perderían». Desde el punto de vista de la lengua, el uso de estos pequeños elementos plantea reflexiones y retos «muy interesantes» que ya se empiezan a abordar en las obras académicas.
La elección de la palabra del año de la Fundéu BBVA, que llega en este 2019 a su séptima edición, es el fruto de los debates de sus integrantes (filólogos y periodistas) tras un año de trabajo con el lenguaje más relacionado con la actualidad informativa.
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